Ramalá/Gaza.— Israel quedó ayer en el centro de las críticas por el uso de la fuerza el lunes contra manifestantes palestinos en la frontera con la Franja de Gaza, que tuvo incluso consecuencias diplomáticas, aunque Estados Unidos bloqueó una declaración del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU) pidiendo una investigación independiente sobre la violencia en la zona.

El que reaccionó con mayor dureza fue el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien tras la muerte de 60 palestinos atacó directamente al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, al que acusó de tener “sangre de palestinos en sus manos”. El gobierno en Ankara pidió la salida del país del embajador de Israel, que solicitó lo mismo al cónsul turco.

Erdogan, quien el lunes calificó lo ocurrido en Gaza de “genocidio”, convocó para el viernes a una cumbre extraordinaria de la Organización para la Cooperación Islámica para hablar del tema.

Netanyahu respondió con un comunicado en el que acusó a Erdogan de tener “las manos empapadas en la sangre” de civiles kurdos y subrayó que “el hombre que envía a miles de soldados turcos para mantener la ocupación del norte de Chipre e invade Siria, no nos dará lecciones cuando nos defendemos de la invasión de Hamas”, el movimiento que dirige Gaza.

Sobre el uso de la fuerza el lunes, aseguró en entrevista con CBS que los métodos “no letales no funcionan” en Gaza y acusó a Hamas de “empujar a civiles, mujeres, niños, a la línea de fuego para que haya muertos”.

Sudáfrica llamó desde el lunes a consultas a su embajador en Israel.

Ayer, Bélgica e Irlanda hicieron lo propio. El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, dijo que el objetivo era “expresar la indignación y la consternación” por los 60 palestinos muertos el lunes, cuando se acercaron en masa a la frontera para protestar contra la apertura de la embajada de Estados Unidos en Jerusalén y contra el bloqueo a la Franja de Gaza. Fue el día más mortífero del conflicto israelí desde 2014.

El presidente palestino, Mahmud Abbas, decidió llamar a consultas a su representante en Washington, Hossam Zomlot.

En la reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, que comenzó con un momento de silencio para honrar a los fallecidos el lunes, Reino Unido, Alemania, Bélgica y Suiza apoyaron la idea de que se realicen pesquisas independientes sobre la violencia en Gaza, propuesta por el secretario general de la ONU, António Guterres, desde que comenzó la movilización en la zona con incidentes violentos, el 30 de marzo.

Sin embargo, Israel vio a su gran aliado estadounidense reafirmarle su firme apoyo y defender lo que la embajadora de EU ante la ONU, Nikki Haley, llamó “moderación” israelí frente a los manifestantes. Fue el único país que se desmarcó claramente del sentir del consejo. Haley aseguró además que lo ocurrido el lunes no tuvo conexión con el traslado de la embajada de EU a Jerusalén.

La mayoría de los miembros del consejo expresaron su oposición al movimiento estadounidense. Algunos, como Rusia, advirtieron que las “acciones unilaterales” estadounidenses están teniendo un impacto negativo sobre el terreno y desestabilizando aún más la situación.

Países de la Unión Europea insistieron en que “las fuerzas de seguridad israelíes deben abstenerse de un uso excesivo de la fuerza contra civiles desarmados”. “El uso de la fuerza letal debe ejercerse con la máxima contención y sólo como último recurso para proteger vidas”, señalaron en una declaración conjunta Francia, Reino Unido, Holanda, Suecia y Polonia.

Kuwait, el representante árabe en el Consejo de Seguridad, prevé presentar una propuesta de resolución para que se ofrezca protección internacional a los civiles palestinos.

Denuncia ante CPI. Por su parte, la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) denunció a Israel ante la Corte Penal Internacional (CPI) por presuntos crímenes de guerra cometidos por su ejército, al haber disparado contra periodistas palestinos en varias manifestaciones desde el 30 de marzo.

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