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McAllen/Las Vegas.— En medio de manifestaciones en distintos puntos del país en contra de la separación de familias migrantes, el presidente Donald Trump defendió ayer su política, al señalar que “tenemos que ser fuertes” para evitar que personas, incluyendo pandilleros violentos, ingresen ilegalmente a Estados Unidos.
“Si mostramos alguna debilidad, vendrán millones”, aseguró Trump en un casino en Las Vegas donde participó en un acto en apoyo del senador republicano Dean Heller, quien busca la reelección en noviembre, y donde el público clamaba su nombre y le pedía a gritos: “Construya el muro”.
“Debemos ser fuertes, debemos construir el muro”, subrayó Trump. “Queremos que vengan a nuestro país, pero con un sistema basado en el mérito para que puedan ayudarnos. Queremos gente que pueda amar a nuestro país y que quiera hacer a Estados Unidos grande de nuevo”, destacó. “Creo que fui elegido en gran parte porque somos fuertes en la frontera”.
Más temprano, vía Twitter, dijo que “es muy triste que Nancy Pelosi [líder de la minoría demócrata en la Cámara Baja] y su compinche, el llorón de Chuck Schumer [líder demócrata en el Senado] quieran proteger a los migrantes indocumentados mucho más que a los ciudadanos de nuestro país. Estados Unidos no puede soportar esto. ¡Queremos seguridad en nuestras fronteras!”.
Cientos de personas se reunieron cerca de una instalación en Homestead, Florida, donde están retenidos niños migrantes. También hubo una protesta en San Diego, donde la gente llevaba carteles que decían: “Liberen a los niños” y “Mantengan a las Familias Unidas”.
Afuera de una instalación de la Patrulla Fronteriza en McAllen, Texas, activistas bloquearon por un rato el paso de un autobús que llevaba a migrantes, mientras gritaban: “¡Vergüenza! ¡Vergüenza!” a los agentes.
Las manifestaciones se registraron días después de que Trump firmara una orden ejecutiva revirtiendo la decisión de separar a las familias de migrantes detenidas al ingresar a suelo estadounidense desde la frontera sur.
En las últimas semanas, más de 2 mil 300 niños fueron alejados de sus familias bajo la política de “Tolerancia Cero” que implica que los indocumentados detenidos sean penalmente procesados, por lo que no pueden permanecer al lado de sus hijos.
Según el portal Politico, el Departamento de Salud de EU (HHS, por sus siglas en inglés) creó “una célula especializada en el reagrupamiento de los niños no acompañados”. Citando un documento interno del HHS, el portal afirmó que esta célula fue confiada a un responsable de situaciones de emergencia, signo de la profundidad de una tarea normalmente asignada a la Oficina de Relocalización de Refugiados. El equipo de respuesta a emergencias generalmente se despliega para crisis como huracanes y epidemias virales.
“El secretario [Alex] Azar moviliza todos los recursos competentes del departamento [de Salud] para ayudar al reagrupamiento o colocación de niños y adolescentes extranjeros no acompañados en casa de un familiar o de alguien que los acoja”, confió a Politico Evelyn Stauffer, portavoz del departamento.
Un grupo de 25 demócratas que visitaron un centro para niños migrantes en McAllen, Texas, describieron como “indignantes” y bárbaras” las condiciones. Aseguraron haber visto menores encerrados en jaulas, dormidos en el suelo y arropados con mantas térmicas de color aluminio.
“A todos los efectos, eso es una cárcel. Están en jaulas, esa no es la forma en la que debemos tratar a las personas”, dijo la congresista demócrata por California, Jackie Speier.
Los legisladores agregaron que no ven un plan claro del sistema federal para reunificar a las familias de migrantes separados. A los detenidos, incluyendo niños, señalaron, se les asigna un número al azar, sólo para que luego otras agencias federales les asignen otro.
Detienen a 57. La Patrulla Fronteriza de Arizona, detuvo a un grupo de 57 indocumentados, entre ellos 36 menores de edad, un niño de un año y una mujer embarazada, que encontraron al este de Lukeville, en una zona donde la temperatura superaba los 42 grados centígrados. Los propios migrantes, todos centroamericanos, llamaron al número de emergencia 911 pidiendo ayuda tras cruzar la frontera de manera ilegal.