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Washington.—
El gobierno de Estados Unidos advirtió ayer a los países centroamericanos del Triángulo Norte, y a México, sobre sus relaciones con China, al tiempo que estas naciones abogaron por la protección de los derechos de los migrantes, en particular los menores, que llegan a suelo estadounidense.
Las declaraciones se dieron en la jornada inaugural de la Segunda Conferencia para la Prosperidad y Seguridad en Centroamérica que se celebra en Washington hasta este viernes y que cuenta con la participación de líderes de EU, México, Guatemala, Honduras y El Salvador.
El vicepresidente estadounidense Mike Pence dijo que “mientras construyen asociaciones comerciales con otras naciones, incluida China, les urgimos a centrarse y demandar transparencia y mirar por sus intereses a largo plazo y los nuestros”.
La partida de ayuda económica de EU a la región centroamericana ha sido mutilada en los últimos años: en 2018, sólo contaba con 460 millones de dólares, 34% menos que en el año anterior. Washington teme las alianzas económicas que está empezando a tejer China en su región, que pueden hacerle perder el papel protagonista y de dominio.
Desde hace unos años, y siempre que puede, trata de amenazar o “recomendar” a los países latinoamericanos que, en lugar de abrazar a Beijing, piensen que para un futuro estable y a largo plazo es mejor tener a Washington de aliado permanente, vecino del mismo continente.
La delegación mexicana la encabezaron el canciller mexicano, Luis Videgaray Caso, y el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete, presentes en calidad de coorganizadores de la cumbre, así como enviados del gobierno entrante mexicano.
Videgaray, en su discurso inicial, asumió la “responsabilidad” que tiene México con los migrantes que viajan a EU y habló de la necesidad de tratarlos “con dignidad y pleno respeto a sus derechos humanos”, exigió la “pronta reunificación” de los niños separados en la frontera de EU e instó a la región a trabajar unida para resolver los problemas a los que se enfrenta.
Más contundente fue el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, quien instó a las autoridades de EU a “buscar en su conciencia y ponerse en la piel de los padres” de niños separados para hallar la solución a la crisis humanitaria de separación de familias que ellos mismos crearon con la aplicación de la denominada política de Tolerancia Cero en la frontera. “Es un tema de humanidad”, sentenció el líder hondureño, quien pidió también ayuda a EU en el tema de las pandillas.
Pence fue tajante: “Los líderes en esta sala y los gobiernos que representan deben decir a su gente: no pongan a sus familias en riesgo llevándolos a un viaje peligroso hacia el norte para intentar entrar a EU de forma ilegal”.
El líder guatemalteco Jimmy Morales reclamó a EU ayuda para obtener una línea de crédito por 15 mil millones de dólares del Banco Mundial o del Banco Interamericano de Desarrollo para reforzar la seguridad fronteriza.