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El cruce fronterizo de Texas donde confluyeron miles de migrantes haitianos en las últimas semanas se reabrirá parcialmente el sábado por la tarde , informó la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos.
Funcionarios federales y locales dijeron que hasta el viernes no quedaban migrantes en el campamento improvisado.
Muchos fueron expulsados de Estados Unidos y a muchos otros se les permitió permanecer en suelo norteamericano, al menos temporalmente, mientras intentan buscar asilo.
La CBP emitió un comunicado diciendo que las operaciones comerciales y de viaje se reanudarán para el tráfico de pasajeros en el Puerto de Entrada de Del Río a las 4 p.m. del sábado. Se reabrirá para el tráfico de carga el lunes por la mañana.
El 17 de septiembre, la CBP cerró temporalmente el paso fronterizo entre Del Rio y Ciudad Acuña, México, después de que hasta 15 mil migrantes, en su mayoría haitianos, cruzaran repentinamente a Del Río desde México y acamparan en los alrededores del lado estadounidense del puente fronterizo. La CBP desvió entonces el tráfico al de Eagle Pass, Texas, a unos 80 kilómetros al sureste.
Los agentes de CBP inspeccionaban el sábado la maleza a lo largo del fronterizo río Bravo (conocido como río Grande en Estados Unidos) para asegurarse de que nadie estuviera escondido.
Bruno Lozano, alcalde de Del Rio, dijo que los agentes también querían asegurarse de que ningún otro grupo grande de migrantes se dirigiera al área de Del Rio para intentar establecer un campamento similar.
El Departamento de Seguridad Nacional planeaba continuar con los vuelos de deportados a Haití durante el fin de semana, ignorando las críticas de los legisladores demócratas y los grupos de derechos humanos que dicen que los migrantes haitianos están siendo repatriados a un país en problemas que algunos abandonaron hace más de una década.
El número de personas en el campamento alcanzó su nivel más alto el sábado de la semana pasada, cuando luego los migrantes —impulsados por la confusión en torno a las políticas del gobierno del presidente Joe Biden y la desinformación difundida en redes sociales—se aglomeraron en el puente fronterizo.
Estados Unidos y México
actuaron rápidamente, aparentemente ansiosos de poner fin a la situación humanitaria cada vez más politizada que provocó la renuncia de Daniel Foote, enviado especial de Washington a Haití, y una indignación generalizada después de que se divulgaron imágenes de agentes fronterizos maniobrando sus caballos para bloquear y trasladar a los migrantes por la fuerza.
Muchos migrantes enfrentan la posibilidad de ser expulsados a su país de origen porque no están cubiertos por las protecciones extendidas recientemente por el gobierno de Biden a los más de 100 mil migrantes haitianos que ya residen en Estados Unidos, citando preocupaciones por la seguridad y los disturbios sociales en el país más pobre de América. El devastador terremoto de 2010 obligó a muchos a dejar su patria.
El secretario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), Alejandro Mayorkas, declaró el viernes que unos 2 mil haitianos han sido expulsados en forma expedita en 17 vuelos desde el domingo, y más podrían enfrentar la misma suerte en los próximos días, de acuerdo con facultades especiales por la pandemia con las que se niega a las personas la oportunidad de buscar asilo.
lsm