Más Información
Sheinbaum es una "consumidora voraz" de información: José Merino; el tablero de seguridad, herramienta clave, destaca
Oposición tunde diseño de boletas de elección judicial; “la lista definitiva la harán Monreal y Adán Augusto”, dice Döring
Rosa Icela Rodríguez se reúne con próximo titular del INM; “arrancaremos el 2025 con mucho trabajo”, asegura
Se registra ataque de drones con explosivos, ahora en Chihuahua; elementos municipales y federales resultan ilesos
Chiapas aprueba el matrimonio igualitario; colectivos y activistas de la comunidad LGBT+ celebran avance histórico
Miami
Tres jóvenes mexicanos que radican en Estados Unidos están más que listos para votar en las elecciones presidenciales de México de julio próximo.
“Llegué a Miami cuando tenía nueve años, en México hice parte de mi primaria; terminé mis estudios básicos aquí —en Miami— y estudié Arquitectura en Brooklyn, Nueva York; soy bilingüe, bicultural y, en todo caso, muy orgullosa de mis raíces y por eso voy a votar, es una manera de estar conectada con mi país”, destaca esta joven, quien todos los años va por lo menos una vez a México.
“Todos los mexicanos, dentro y fuera del país, queremos que México mejore y una manera de hacerlo es yendo a votar; es muy triste ver cómo cada año que se vota, gana lo que llaman abstencionismo”, dice.
El caso de Diego Arenas es diferente. Él nació en Los Ángeles y desde bebé su mamá se lo llevó a México. “Viví en Tijuana y en la Ciudad de México, pero la mayor parte de mi vida la pasé en Los Cabos —Baja California Sur—; ahí crecí y estudié hasta la prepa. En 2009 me vine a Estados Unidos, revalidé mi escuela y me puse a trabajar”, dice emocionado. “Lo bueno fue que también me hice mexicano y ahora puedo votar y lo voy a hacer”, asegura este joven de 30 años naturalizado mexicano.
“Tenemos el mismo derecho, especialmente si somos desde aquí —EU— los proveedores de tantos miles de millones de dólares para nuestro país, porque México también es mi país”, afirma con seguridad Diego, quien vivió primero en Miami y desde hace cinco años está en Ohio.
“Cuando llegué —a la Unión Americana— ni siquiera hablaba inglés, no sabía nada de cómo funcionaba este país, nadie pensaría que soy estadounidense de nacimiento; pero me apliqué, me esforcé, aprendí el idioma y hasta me casé con una chica que no habla español. Hoy tengo a mis hijos nacidos en EU, pero en México tengo familia y a ellos es a quienes más apoyamos cuando votamos”, afirma.
Fernando Galindo, en cambio, es uno de los llamados dreamers, nacido en México, llevado a EU a los 14 años, como indocumentado.
“Prácticamente es la primera vez que voy a votar en mi vida, porque aquí —en EU— no puedo hacerlo, así que viviré una gran experiencia”, asegura Galindo, quien actualmente vive en Lynwood, California. “Aunque no he regresado al país donde nací desde hace 18 años, quiero votar y ayudar a hacer la diferencia porque, además, un día iré y ojalá esté mejor que ahora”, comenta.
Se calcula que existen casi 700 mil dreamers, de los cuales la mayoría tienen 18 o más años y podrían votar, aunque no existe un dato exacto de quiénes han tramitado su credencial ante el Instituto Nacional Electoral (INE) y se han inscrito en el padrón electoral.
Por su parte, muchos de los llamados Clubes —de Michoacán, Sonora, Jalisco, Zacatecas y Puebla, entre otros— han organizado a jóvenes que llegan a la edad para votar, para que saquen su credencial.
Se ha planteado, por parte de organizaciones proinmigrantes como La Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes (CHIRLA) y Tu Familia Vota, que anualmente en Estados Unidos un promedio de un millón de jóvenes de origen mexicano cumplen 18 años.
“Eso nos da una idea muy clara de lo que podrían lograr si se organizan correctamente para influir políticamente en su país de origen o el de sus padres”, dice Jorge Mario Cabrera vocero de CHIRLA. “Entiendo que este proceso de poder votar en México es aún reciente y siguen perfeccionando sus procedimientos, justamente para que cada año electoral participen más mexicanos desde Estados Unidos”, agrega.
“Yo nunca dije que quería ser inmigrante”, dice Luisa. “Fue una decisión de mis padres; no me molesta, pero como mexicana viviendo en el extranjero, para mí es un beneficio y un privilegio poder votar y ser tomada en cuenta. Además, por ejemplo, mi abuelo paterno fue militar, sirvió al Ejército —mexicano— 50 años, sólo por su entrega, sus descendientes —nacidos en México— tenemos un orgullo muy personal de poder votar por el país que nos enseñó a amar”.
“Hablando con unos compas de México de que voy a votar, se burlaban de mí diciendo que estoy loco porque yo nací en Los Angeles; pero resulta que yo he vivido en México más años que cualquiera de ellos”, comenta riéndose Diego, “la mera verdad es que uno es de donde crece y de donde son sus raíces, y pues yo crecí en Los Cabos —BCS— y mis papás son mexicanos, ¿quién se atrevería a decir que no soy mexicano?”, pregunta.
Según un análisis informal de algunas asociaciones de migrantes en el sur de California, el voto de los jóvenes mexicanos en EU crecerá al grado de que en algunos años va a superar el de los adultos mayores. Indican que es porque se están sumando jóvenes llegados de México y estadounidenses de origen mexicano que se naturalizan.
De acuerdo con un informe de Avances del Voto de los Mexicanos Residentes en el Extranjero del 19 de febrero pasado, 417 mil 566 connacionales cuentan con credencial para votar y al menos 57 mil 106 están ya registrados en el padrón. La gran mayoría, 77% se concentra en Estados Unidos, indica el INE.
Cabe recordar que sólo se han vivido dos experiencias electorales en el exterior, 2005-2006 y 2011-2012. Desde entonces el Instituto Nacional Electoral ha mejorado para que participen la mayoría de mexicanos fuera del país. Precisamente los jóvenes se han manifestado para que este esfuerzo crezca.