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Esta semana, e l exmandatario de Brasil Michel Temer fue enviado a la cárcel después de ser acusado de liderar una organización criminal que recibió sobornos a cambio de favorecer empresas ya condenadas por el escándalo del Lava Jato en contratos ilícitos con la estatal Eletronuclear.
Fue así como Temer, de 78 años, se convirtió en el segundo exjefe de Estado brasileño en ir a parar tras las rejas por corrupción, después de Luiz Inácio Lula da Silva , que fue condenado a 12 años y 11 meses de cárcel.
Lo grave del caso Temer es que la Fiscalía brasileña dice tener pruebas de que su empresa criminal funciona desde hace 40 años, justo en el momento en que comenzó su actividad política como jefe de seguridad pública del estado de São Paulo.
El esquema era sencillo: valiéndose de la influencia que le daban sus cargos, cobraba coimas, sobornos, por la adjudicación de contratos y recomendaba nombramientos que luego le daban negocios a su entorno.
Con Temer se engrosó la lista de casi una veintena de expresidentes que han sido procesados, investigados o encarcelados por corrupción en Latinoamérica en lo que va corrido del siglo, un mal que no es exclusivo de Latinoamérica, pero que resulta inquietante ya que difícilmente una región del mundo tiene a casi 20 de sus expresidentes salpicados por jugosos esquemas de corrupción.
Sin duda, el escándalo de los sobornos repartidos por la multinacional brasileña Odebrecht para que le fueran adjudicados contratos de obras públicas en casi todos los países de la región marca un antes y un después, pues trazó un esquema de corrupción trasversal que tocó casi al mismo tiempo a varios gobiernos de la región, tanto de izquierda como de derecha.
Hay casos dramáticos
. El de Perú es uno de ellos, ya que todos sus expresidentes vivos están relacionados con casos de corrupción, algunos en prisión domiciliaria, otros huyendo del país con pedidos de extradición y otros defendiéndose como gatos panza arriba de los múltiples señalamientos.
“La lucha contra la corrupción tiene que tener dos partes: uno es la justicia, que sea capaz de llevar a fin procesos que sean ejemplarizantes para la sociedad y que impliquen la recuperación patrimonial. Pero si en las instituciones no se crea un cambio de cultura y no se crea un cambio de instancias de transparencia, de veeduría y de rendición de cuentas, estás creando un espacio donde la trampa se puede volver a dar”, dice Olga de Obaldía, de Transparencia Internacional Panamá, uno de los países más golpeados y que tiene al expresidente Ricardo Martinelli en pleno juicio en Panamá. “Es un asunto que se vuelve sistémico”, añade.
Mientras las instituciones no sean fuertes en los países, la corrupción aflorará con mayor facilidad, y de la misma forma la corrupción es un obstáculo enorme para la consolidación de las democracias.
Esta es una de las principales preocupaciones de los analistas en cuanto a la salud del sistema democrático en la región. Si se mira con perspectiva histórica lo que ha sucedido en las últimas décadas, se choca con un panorama en el que la mayoría de países que lograron superar largos y dolorosos procesos de dictaduras depositaron su confianza en el sistema democrático para fortalecer las instituciones y el imperio de las libertades.
Pero la realidad es que quienes han encarnado ese sentir han estado muy por debajo de las expectativas, pues han terminado robándose en varios casos el erario. Esto se hace patente en varios países centroamericanos y por supuesto en algunos de Suramérica, salvo contadas excepciones.
El problema va más a fondo. Para el analista y escritor Carlos Alberto Montaner, “es un problema cultural de nuestras sociedades porque la corrupción se convirtió en parte de la vida cotidiana de las personas. Es algo que se ve como normal y necesario para desde agilizar un trámite sencillo o hasta grandes negocios”.
Perú
, por ejemplo, con la llegada del presidente Martín Vizcarra, proclamó el 2019 como el año de la lucha contra la corrupción.
El secreto, coinciden los observadores del fenómeno, es que no haya impunidad. Ese es el principal factor de disuasión para los corruptos a todo nivel.
Este es el panorama de algunos de los expresidentes en líos por corrupción:
Cristina Fernández de Kirchner (Argentina)
(2007-2015). La expresidenta argentina enfrenta varias investigaciones por corrupción. El martes, la justicia le abrió otro proceso por el que se solicitó la prisión preventiva, pero tiene fuero parlamentario.
Ricardo Martinelli (Panamá)
(2009-2014). Enfrenta un juicio por escuchas ilegales y malversación de fondos en Panamá. Sus dos hijos fueron solicitados en extradición a Estados Unidos por su supuesta vinculación con los sobornos de Odebrecht.
Otto Pérez Molina (Guatemala)
(2012-2015). El guatemalteco renunció cuatro meses antes del fin de su mandato por un escándalo de fraude en aduanas y está en prisión preventiva, a la espera de ser juzgado. Su exvicepresidenta, Roxana Baldetti, también está en la cárcel.
Álvaro Colom (Guatemala)
El guatemalteco es acusado de corrupción en el modelo de transporte implementado en su gobierno (2008-2012). Antes de él, el presidente Alfonso Portillo (2000-2004) había sido encarcelado por corrupción.
Rafael Callejas (Honduras)
(1990 y 1994). El hondureño se declaró culpable en el 2016 por conspiración por crimen organizado y fraude electrónico en el Fifagate.
Pedro Pablo Kuczynski (Perú)
(2016 y 2018). El peruano es investigado por supuestos pagos de Odebrecht por asesorías, cuando era ministro de Alejandro Toledo.
Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil)
(2003-2010). El brasileño fue sentenciado a 12 años y 11 meses de prisión por corrupción y lavado de dinero.
Alejandro Toledo (Perú)
El peruano es acusado de recibir US$ 20 millones de sobornos para elegir a Odebrecht como constructora de una ruta en la Amazonia. Su antecesor, Alberto Fujimori, ya fue condenado a seis años de cárcel por delitos de corrupción.
Ollanta Humala (Perú)
(2011-2016). Humala y su esposa pasaron nueve meses en prisión (ahora están en casa por cárcel) por haber recibido 3 millones de dólares de Odebrecht para su campaña. Alan García fue acusado también de recibir dinero de la constructora.
Rafael Correa (Ecuador)
La Fiscalía de Ecuador abrió en 2018 una investigación contra el expresidente (2007-2017) por “delincuencia organizada” en el caso de Odebrecht, por el que su ‘vice’, Jorge Glas, ya fue condenado.
lsm