Bruselas.— Las formas modernas de esclavitud laboral generan a nivel planetario 236 mil millones de dólares al año, sostiene la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en un informe en el que revela las últimas estimaciones sobre los beneficios derivados de las actividades ilegales asociadas.

A esa riqueza contribuyen 27.6 millones de personas que diariamente son víctimas del trabajo forzoso, 3.5 personas por cada mil a nivel mundial, indica el documento al que ha tenido acceso y que se publica hoy. Asia y el Pacífico albergan más de la mitad del total de las personas explotadas, 15.1 millones, seguido por Europa y Asia central, con 4.1 millones; África, con 3.8 millones; América, con 3.6 millones, y los Estados árabes, con 900 mil. Si la medición es términos demográficos, los países árabes encabezan la lista con 5.3 víctimas por mil habitantes. En América, incluyendo a México, el índice es de 3.5 por mil.

La información figura en la segunda edición de Ganancias y Pobreza: Aspectos Económicos del Trabajo Forzoso, un documento de la OIT diseñado para establecer los beneficios derivados y las dinámicas económicas asociadas. La primera edición, publicada en 2014, estimó los dineros generados en 150 mil millones de dólares anuales y fijó la cifra de personas víctimas del trabajo forzoso en 24.9 millones a nivel global.

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“Lo que revela el estudio es alarmante: no sólo el beneficio ilegal total del trabajo forzoso es extremadamente alto, sino que parece haberse disparado en los últimos 10 años, debido al aumento del número de personas en trabajo forzoso y al hecho de que cada la víctima genera más”, señala el informe. Las ganancias generadas por la explotación laboral están fortaleciendo redes criminales, fomentando la corrupción y socavando el Estado de derecho.

A diferencia de la publicación anterior, en esta ocasión el reporte desglosa las ganancias generadas en los distintos sectores, concretamente en el campo, los hogares, la industria y la prostitución. El sector industrial concentra 37% de las víctimas del trabajo forzoso, incluyendo la extracción minera, la manufactura, la construcción, el sector de servicios; seguido por el de los servicios con 32%; la agricultura, con 12% y el trabajo doméstico, con 8%.

“En otros sectores de la economía privada, los casos de trabajo forzoso entre adultos son menos numerosos, pero aún se cuentan por cientos de miles, incluidos aquellos obligados a mendigar en las calles o participar en actividades ilícitas”. La OIT estima que en 2021, alrededor de 6.3 millones de personas se encontraban en situaciones de explotación sexual comercial forzada en todo el mundo. Casi cuatro de cada cinco víctimas son niñas y mujeres, el restante son hombres menores de edad.

La explotación con fines sexuales es el rubro que genera mayor riqueza entre todos los segmentos. Los dineros relacionados a la explotación sexual concentran 73% del total de las ganancias del trabajo forzoso, casi 173 mil millones de dólares. Una víctima de explotación sexual estaría generando 27 mil 252 dólares anuales, mientras que una persona sometida a trabajo forzoso unos 3 mil 685 dólares. Sostiene que esto es un reflejo de la limitada repartición de los ingresos con las víctimas.

Son múltiples las formas de coacción para obligar a una persona a ejercer cierta actividad contra su voluntad. La principal es la retención de su salario por parte de empleadores sin escrúpulos, ocurre en uno de cada tres casos. Otra práctica reiterada, uno de cada cinco casos, es la amenaza de despido. “Formas más graves de coerción —como el aislamiento forzado, la violencia física y sexual y la privación— son menos comunes, pero no insignificantes”, detalla el documento.

El análisis sobre la riqueza ilícita derivada por el trabajo forzoso muestra que es mayor en Europa y Asia Central (84.2 mil millones de dólares), seguida por Asia y el Pacífico (62 mil 400 millones de dólares), América (52 mil 100 millones de dólares), África (19 mil 800 millones de dólares) y finalmente los Estados árabes (18 mil millones de dólares).

El beneficio por víctima difiere entre las regiones. La media es de 10 mil dólares anuales por víctimas, pero se dispara a 21 mil 248 dólares en Europa y Asia Central y a 20 mil 318 en los países árabes. En América se estima en 15 mil 199 dólares al año por persona vulnerable.

“Existe una necesidad urgente de invertir en medidas coercitivas para abolir las ganancias derivadas del trabajo forzoso y llevar a los perpetradores ante la justicia. Actualmente, los casos penales por el delito de trabajo forzoso siguen siendo bajos en la mayoría de los países y, por lo tanto, los perpetradores pueden beneficiarse de estas prácticas con impunidad”, puntualiza.

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