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La candidata presidencial demócrata, Kamala Harris, y su rival republicano, Donald Trump, decidieron ocupar los últimos días de campaña, de cara a las elecciones del 5 de noviembre en Estados Unidos, en gira por los estados que podrían definir al ganador, incluyendo los del llamado “muro azul”.
De acuerdo con las tendencias y las encuestas, Harris tiene prácticamente asegurado 226 votos electorales, de los 270 que necesita para ganar. Trump tiene 219.
Esos votos que faltan los están buscando en los estados que se prevén indecisos, incluyendo Michigan, que Kamala Harris visitó este lunes.
Michigan es uno de los llamados estados del “muro azul”, conocido de esa manera porque, entre 1992 y 2012, votaron mayoritariamente demócrata.
California, Connecticut, Delaware, el Distrito de Columbia, Hawái, Illinois, Maine, Maryland, Minnesota, Nueva Jersey, Nueva York, Oregon, Pennsylvania, Rhode Island, Vermont, Washington y Wisconsin, junto con Michigan, conforman ese muro, que hoy se tambalea principalmente en tres puntos: Pennsylvania, Michigan y Wisconsin, donde el apoyo demócrata ha caído en declive, al grado que en 2016, el candidato republicano Donald Trump se impuso allí.
Aunque Joe Biden recuperó los tres estados en 2020, Harris está lejos de tenerlos asegurados. Una combinación de cambios demográficos y situación económica explica el giro político que se ha producido en esta parte del muro azul.
Una derrota en cualquiera de estos estados puede poner en peligro la victoria de Harris.
“No hay que dar por sentados esos estados. Y ella no lo hace”, dijo Joel Benenson, encuestador demócrata, a la cadena Univision.
Benenson fue estratega de la exprimera dama y exsecretaria de Estado Hillary Clinton, cuya campaña en 2016 se confió y perdió ante Trump.
“Tenemos una dolorosa lección de 2016, cuando no fuimos a los estados del ‘muro azul’ y perdimos”, reconoció Benenson al medio.
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No sólo los estados del muro azul preocupan a Harris. Están también los del llamado Cinturón del Sol (sun belt), una franja que se extiende de costa a costa en la parte sur del país y abarca 15 estados: Arizona, el sur de California, Florida, Nevada, Nuevo México, Texas, Georgia, Carolina del Sur, Louisiana, Missisippi, Alabama, Arkansas, Colorado, Carolina del Norte y Tennesse.
Si se habla de estados, son siete los que más preocupan a Harris, y los que pueden definir su triunfo o su derrota: Pennsylvania (19 votos electorales), Georgia (16), Carolina del Norte (16), Michigan (15), Arizona (11), Wisconsin (10) y Nevada.
En Arizona pasa lo contrario que en los estados del muro azul. Solía ser un bastión republicano, pero en 2020 Biden lo ganó. Esto da esperanzas a la campaña de Harris de poder conquistarlo nuevamente.
En Carolina del Norte no ha ganado ningún candidato demócrata desde Barack Obama, en 2008, lo que podría explicarse porque 21% de ciudadanos en edad de votar son afroestadounidenses.
En Georgia, un estado clave para el triunfo de Biden en 2020, uno de cada tres habitantes es afroestadounidense. Sin embargo, tiene una importante población blanca de zonas rurales, y evangélicos, que suelen votar republicano.
Michigan es el estado que tiene el mayor número de población árabe. Si bien en 2020 Biden ganó, la guerra de Israel y el apoyo del gobierno han provocado el enojo de la comunidad, por lo que podría haber un voto de castigo para Harris.
Nevada es uno de los estados que más ha crecido y más se ha diversificado, al grado de que actualmente 27% de la población es latina o de origen hispano. La campaña de Harris ve en ello una oportunidad de ganarlo.
Pennsylvania, un estado eminentemente conservador, se ha visto afectado por el declive económico posindustrial, pero al mismo tiempo, por los cambios demográficos. Aunque sigue siendo mayoritariamente blanco, desde 2010 la población latina ha crecido constantemente, principalmente dominicana y puertorriqueña. Los insultos en un mitin de Trump a Puerto Rico podrían beneficiar a Harris, quien inmediatamente se lanzó a la defensa de la isla.
Finalmente, en Wisconsin la atención se centra en Milwaukee, un bastión demócrata, pero cuya densidad poblacional ha ido en declive, lo que ha llevado a los republicanos a frotarse las manos, considerando que los cambios podrían beneficiarlos, y que Trump es muy popular en las zonas rurales. No en balde, la Convención Nacional Republicana se realizó en Milwaukee.
mgm/desa