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Las elecciones al Parlamento europeo no suelen despertar mucho interés ni dentro ni fuera del continente. Pero esta vez es distinto.
Aunque es la institución con menos poder de las que conforman la Unión Europea, los comicios que empiezan este jueves -y duran hasta el domingo 26- serán seguidos con lupa en los 28 países que participan y también fuera.
Estas elecciones medirán la verdadera fuerza que tienen los partidos de extrema derecha, populistas o nacionalistas en el Viejo Continente, tras varios años de ascenso en países tan importantes como Francia e Italia, país en que forman parte de el gobierno.
La extrema derecha populista quiere utilizar estos comicios para lanzar un nuevo grupo bajo el nombre de Alianza Europea de Pueblos y Naciones con el liderazgo del vice primer ministro italiano y ministro del Interior Matteo Salvini.
Hace años que buscan formar un grupo cohesionado, pero ahora tienen un líder en Salvini, el político que aupó a la ultraderechista Liga italiana hasta el gobierno, donde forma una coalición con el Movimiento 5 Estrellas.
El ascenso de Salvini -aliado de "El Movimiento" creado por Steve Bannon, exestratega de Donald Trump, para promover el populismo de derecha en Europa- es, quizás, el que más preocupa a las instituciones europeas, debido al tamaño e importancia de Italia, tercera economía de la zona Euro.
El pasado 18 de mayo, en Milán, Salvini reunió a políticos populistas de extrema derecha de 11 países.
"No hay extremistas, racistas ni fascistas en esta plaza", dijo Salvini. "Los extremistas son los que han gobernado Europa durante 20 años en el nombre de la pobreza y la precariedad".
La francesa Marine Le Pen, líder de Reagrupación Nacional (antiguo Frente Nacional), calificó el encuentro de "día histórico".
"Lo esperábamos desde hace mucho tiempo y finalmente se ha dado bajo el cielo de Italia", afirmó Le Pen.
Iban a ser 12 políticos en lugar de 11, pero el vicecanciller austríaco Heinz-Christian Strache no acudió tras verse envuelto en un escándalo de corrupción.
Strache dimitió tras aparecer en un video filmado en secreto en el que parecía ofrecer contratos públicos a cambio de apoyo político y económico a una mujer que se hacía pasar como sobrina de un oligarca ruso.
El caso puede afectar a los resultados electorales de su formación, el Partido de la Libertad(FPÖ), uno de los movimientos de extrema derecha más consolidados de Europa y socio en la coalición gobernante.
Con sus mensajes antiinmigración y en contra de los musulmanes, el FPÖ ha sido fuente de inspiración para otros partidos nacionalistas europeos, como Alternativa por Alemania (AfD), el Partido de los Finlandeses y el Partido Popular Danés.
Las encuestas proyectan que estos partidos pueden ganar hasta un tercio de los escaños en el parlamento.
"La votación podría ver cómo un grupo de partidos políticos nacionalistas y antieuropeos que defienden un retorno a la 'Europa de las naciones' ganen una mayoría de escaños en el parlamento", aseguran Susi Dennison y Pawel Zerka en un artículo para el centro de estudios European Council of Foreign Relations.
"No son en la actualidad una alianza unificada, pero en un parlamento en que sus voces entren en la corriente principal [...] podrían hacer que esas ideas den forma a la política europea en el medio plazo.
"Y, en el largo plazo, su capacidad de paralizar la toma de decisiones en el centro de la UE podría desactivar el argumento de los proeuropeos de que el proyecto es imperfecto pero tiene capacidad de reformarse.
"En este punto, la UE estaría viviendo un tiempo prestado", alertan.
Pero a pesar de las relaciones cordiales entre Strache y Salvini, y del hecho de que el FPÖ se unió a la alianza europea que este impulsa, sus formaciones tienen opiniones encontradas en temas como la propuesta del Partido de la Libertad para otorgar doble ciudadanía a la minoría germanoparlante del norte de Italia.
Diferencias
Por estas y otras divergencias importantes, es posible que "los partidos de extrema derecha estén de acuerdo en lo que se oponen en Europa, pero puede que se les haga más difícil acordar un camino común de actuación", asegura Bethany Bell, periodista de la BBC en Viena.
"Los partidos del norte y del sur tienen visiones muy diferentes sobre el presupuesto de la UE", explica Bell.
Y Salvini y Le Pen, por ejemplo, están interesados en mantener relaciones más cercanas con Rusia, algo muy mal visto entre partidos del este de Europa, en especial Polonia.
Sin embargo, el aumento del peso de estos partidos en Europa ha llevado ya a Le Pen a cambiar su política sobre la pertenencia a la UE.
Ya no habla de sacar a Francia del bloque ni de convocar un referéndum, sino de cambiar Europa "desde dentro".
Y esto es precisamente lo que temen en Bruselas: que el auge de estas formaciones les dé carta blanca para bloquear el funcionamiento de las instituciones.
Si llegan a controlar un tercio del parlamento, por ejemplo, pueden bloquear las decisiones de sancionar a los miembros.
Para Ignacio Torreblanca, director del European Council on Foreign Relations, sin embargo, esto puede ser una señal de que la "contrarrevolución" que pregonaron estos partidos está empezando a decaer.
Y en el caso de Agrupación Nacional, a pesar de haber sido el modelo de Salvini, "no es popular entre otros populistas europeos", asegura Lucy Williamson, periodista de la BBC en París.
"Su cercanía con Rusia, su imagen histórica de antisemitismo o el supuesto fraude en su gestión de fondos del Parlamento Europeo han contribuido a las tensiones".
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, dijo recientemente que no quiere tener nada que ver con Le Pen.
"Esto muestra el reto que supone unir a los partidos populistas europeos, todos los cuales se enorgullecen de poner los intereses nacionales primero".
Orbán es un héroe para muchos partidos de la nueva derecha europea populista por sus feroces críticas a Bruselas en relación al manejo de la cuestión de la inmigración, especialmente musulmana, en un momento en el que este tema se ha convertido en la principal preocupación de la población en muchos países europeos.
Aunque esto "va por barrios", afirma Torreblanca a BBC Mundo. "En Hungría en algunos sitios están más preocupados por los que se tienen que ir, que por los que llegan".
El primer ministro húngaro invitó en las últimas semanas a Matteo Salvini y Satrache a Budapest, pero ha sido reticente a la hora de unirse al bloque nacionalista tras las elecciones, explica el periodista de la BBC en la capital húngara, Nick Thorpe.
El partido de Orbán, Fidesz, todavía pertenece a la familia política más grande de la UE, el centroderechista Partido Popular Europeo, aunque este suspendió su pertenencia por las polémicas políticas de Orbán en Hungría.
Su eslogan en estas elecciones es: "Apoya el programa de Viktor Orbán, paremos la inmigración".
En la actualidad, los parlamentarios nacionalistas y antieuropeos están divididos en varios grupos: Agrupación Nacional, La Liga o el Partido por la Libertad austríaco pertenecen a "Europa de las Naciones y la Libertad", mientras que Alternativa por Alemania y el socio de Salvini "Movimiento Cinco Estrellas" están en "Europa por la Libertad y la Democracia Directa".
Tras estos comicios se verá si su intento de agruparse fructifica.
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