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En su lecho de muerte, Satoshi Kirishima insistía en que él era uno de los criminales más buscados de Japón.
Era sorprendente, porque la policía llevaba décadas buscándolo. Una prueba de ADN confirmó que el hombre, quien murió el pasado 29 de enero, decía la verdad.
"Quiero encontrar la muerte con mi nombre real", sostuvo cuando hizo su confesión a la policía.
Las autoridades ahora han confirmado que el hombre de 70 años era efectivamente Kirishima, miembro de un grupo militante detrás de varios atentados mortales en la década de 1970.
No está claro exactamente cómo permaneció en libertad durante tanto tiempo, a pesar de que su rostro adornaba carteles en todo Japón.
Se sospecha que ayudó a colocar y detonar una bomba casera que destruyó parte de un edificio en el distrito de Ginza de Tokio el 18 de abril de 1975, según los medios locales. En este atentado no hubo víctimas.
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Una organización radical
En aquel momento, el hombre pertenecía al Frente Armado Antijaponés de Asia Oriental, una organización radical de izquierda que se cree que estuvo detrás de varios atentados contra empresas en Tokio, la capital de Japón, en los años 70, incluido uno contra un edificio de Mitsubishi Heavy Industries que dejó ocho muertos y más de 160 heridos.
Se alega que Kirishima estuvo involucrado en otros cuatro ataques que llevó a cabo la organización.
Otros dos miembros fueron condenados a muerte por su participación en estos hechos.
Se cree que es el único miembro del grupo que nunca fue capturado por la policía, aunque no es que se dieran por vencidos: una foto del estudiante universitario de veintitantos años, con cabello largo y gafas, apareció en carteles afuera de las comisarías de policía en todo el país durante décadas.
Sin embargo, a pesar de que su imagen fue ampliamente publicitada, los vecinos aparentemente fueron tomados por sorpresa cuando se reveló su identidad el mes pasado, y uno de ellos lo describió al periódico Mainichi como un hombre "tranquilo y serio", aunque con tendencia a tocar la guitarra en su habitación después de algunos tragos.
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Una doble vida
Kirishima, quien era conocido por el nombre falso Hiroshi Uchida, vivió en la ciudad de Fujisawa, en el extremo occidental de Tokio, durante casi 40 años.
Le dijo a la policía que había trabajado como jornalero antes de terminar en una empresa de construcción, informó el periódico japonés Asahi.
La emisora NHK dijo que le pagaban en efectivo y que no tenía un teléfono que ayudara a identificarlo.
Al parecer, tampoco tenía licencia de conducir ni seguro médico cuando apareció en el hospital en busca de tratamiento para un cáncer terminal.
Fue sólo en ese momento que reveló su verdadera identidad, y el personal alertó a la policía.
Las autoridades afirman que el hombre contó detalles sobre su familia y el Frente Armado Antijaponés de Asia Oriental que sólo él habría conocido durante las entrevistas realizadas en los días previos a su muerte. También negó algunas de las acusaciones.
Un portavoz de la policía de Tokio confirmó a la agencia de noticias AFP que la prueba de ADN respaldó sus afirmaciones.
Los expedientes de su caso se enviaron a la Fiscalía del Distrito de Tokio.
La policía continuará investigando si alguien ayudó o no a Kirishima a pasar desapercibido durante todo este tiempo, según la agencia Kyodo News.
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