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Washington.— El Senado comenzó a examinar ayer al equipo de gobierno de Donald Trump, con una audiencia al nominado por el presidente electo para dirigir el Pentágono, Pete Hegseth, acribillado a preguntas acerca de su cualificación para el cargo, sus opiniones sobre las mujeres militares y sobre si se enfrentaría al presidente electo si diera alguna orden ilegal.
En EU, la Constitución exige que los nombramientos de secretarios y otros altos cargos sean confirmados por votación en el Senado, después de una audiencia en el comité competente para el puesto. Pete Hegseth, antiguo mayor de 44 años y primero en someterse al examen, dijo que Trump le encargó “devolver la cultura guerrera” al Departamento de Defensa.
“Él, como yo, quiere un Pentágono centrado a fondo en la letalidad, la meritocracia, la lucha, la responsabilidad y la preparación”, afirmó en declaraciones interrumpidas por manifestantes propalestinos. El congresista Mike Waltz, próximo asesor de Seguridad Nacional de Trump, afirmó que “llegó la hora para el cambio”. Desde que fue nominado, Hegseth ha declarado que quiere reformar el Pentágono de arriba abajo porque cree que se ha vuelto demasiado woke, término usado para referirse a quienes defienden derechos de minorías frente al racismo o asuntos de género. En sus planes figura prescindir de algunos generales y prohibir el alistamiento de transexuales.
Los demócratas multiplicaron las críticas. “Usted no está cualificado” para convertirse en secretario de Defensa, afirmó la senadora Tammy Duckworth. Su colega Jack Reed enumeró información “extremadamente alarmante” sobre Hegseth y su “desprecio por las leyes de la guerra, mala gestión financiera, comentarios racistas y sexistas sobre hombres y mujeres en el ejército, abuso de alcohol, agresión sexual, acoso sexual y otras cuestiones preocupantes”. El anuncio de su nominación ha desencadenado una fuerte oposición. Le reprochan su falta de experiencia y algunas declaraciones polémicas, como su oposición a que las mujeres integren las tropas de combate.
También salió a relucir una acusación de agresión sexual de 2017 en California. No se presentó entonces una denuncia y el exmilitar niega haber mantenido una relación no consentida. “No soy una persona perfecta, pero la redención es real”, expresó Hegseth, y aseguró que fue “falsamente acusado” de agresión sexual. Se le acusa asimismo de consumo excesivo de alcohol.
Hegseth denunció a “un puñado de fuentes anónimas a las que se ha permitido llevar a cabo una campaña de desprestigio” contra él. Hegseth se defendió afirmando que “respeta a todas las mujeres militares”. También eludió preguntas sobre si se enfrentaría a Trump. Agencias