Más Información
"Agradecemos al señor Nemesio Oseguera"; ayuntamiento de Coalcomán, emanado de MC, agradece al "Mencho" por entrega de juguetes
Sheinbaum se reúne con Lemus; “trabajar al estilo jalisco es en coordinación con la federación”, expresa gobernador
Operativo Enjambre: Cabildo intentó legalizar fuga de alcalde de Santo Tomás de los Plátanos tras zafarrancho; alcalde electo sigue prófugo
¡No estaba desaparecida! Jirafa del Zoológico de Sinaloa habría muerto desde el 15 de septiembre; aseguran que falleció de causas naturales
IFT buscaba entregar más de 2 mil licitaciones del espectro radioeléctrico; concesiones no cumplen con cobertura: Pepe Merino
Revés al INE, juez niega retirar suspensión definitiva a reforma judicial; da 48 horas para acatar sentencia
El 22 de mayo de 1945, una patrulla vio a tres hombres de aspecto extraño cerca de un puesto de control en Bremervörde, en el norte de Alemania.
Habían pasado unas pocas semanas desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, pero muchos nazis todavía estaban en libertad y se temía que algunos pudieran intentar reagruparse o huir.
Dos de aquellos hombres, con elegantes abrigos largos y verdes, caminaban delante de un tercero.
El de atrás, con un parche en el ojo, lucía descompuesto y desaliñado. Los dos hombres que iban delante miraban constantemente hacia atrás, como para asegurarse de que aquel todavía seguía ahí.
Fueron llevados a un puesto de control donde soldados británicos les pidieron sus papeles.
Entregaron un documento que los soldados alemanes obtuvieron al final del conflicto y el cual enlistaba su nombre, rango, fecha de nacimiento y otra información. El papel del tercer hombre decía que era un sargento llamado Heinrich Hizinger.
El hombre esperaba que ese documento y su bajo rango le permitiera pasar por los puntos de control. Estaba equivocado.
En el papel había un sello oficial que la inteligencia militar británica había visto usar a miembros de las SS que trataban de huir.
Y se había corrido la voz de que cualquier persona con esos detalles debía ser detenida.
A la mañana siguiente, los tres hombres fueron llevados a un campo de detención.
Una vez allí, Hizinger pidió ver a un oficial superior. Aunque su identidad falsa todavía funcionaba, debió temer que no duraría mucho así, y tal vez esperaba poder salir de la situación.
Entonces se quitó el parche del ojo y con calma reveló quién era realmente: Heinrich Himmler, el hombre que había sido jefe de las SS y un arquitecto clave del Holocausto.
Entre los más buscados
Tras la muerte de Hitler en su búnker, Himmler se convirtió en uno de los nazis vivos más buscados como responsable de muchos de los peores crímenes del Tercer Reich.
El equipo británico comenzó a interrogarlo para confirmar que él era quien decía.
Unas horas más tarde, se le dijo a un médico militar, el capitán Wells, que examinara a Himmler. Cuando miró dentro de su boca, vio un pequeño objeto con punta azul escondido en la mejilla.
Wells intentó sacarlo, pero entonces Himmler luchó con el médico, apartó la cabeza y aplastó el objeto con los dientes. Era una cápsula de cianuro. Murió en cuestión de minutos.
Himmler había sido descubierto por un sello falso que su propia gente había colocado en un documento.
Salen a la luz
Los papeles incriminatorios permanecieron ocultos durante 75 años, pero ahora se pueden ver por primera vez tras ser donados al Museo de Inteligencia Militar en Shefford, Inglaterra.
Y junto a los papeles hay un objeto un poco más extraño: los tirantes que vestía Himmler cuando fue capturado.
La búsqueda de suvenires en esos años era común y muchos de los artículos personales de Himmler fueron tomados (uno de los sargentos que llevó a cabo el arresto original se apoderó de las pantuflas de Himmler, alguien más se quedó con su espuma y cuchillas de afeitar).
En el caso de los documentos, fueron donados recientemente por una sobrina nieta del teniente coronel Sidney Noakes.
Nacido en 1905, Noakes era un abogado que se alistó en el Cuerpo de Inteligencia inglés en 1943, y de ahí fue enviado al servicio de inteligencia británico MI5.
Gran parte de lo que hizo en el MI5 es secreto, pero después de la guerra volvió a ejercer de abogado, y finalmente terminó siendo un juez de la corte del condado. Murió en 1993.
Entonces, ¿cómo se quedó con los papeles?
Los documentos que detallan el arresto dicen que agentes del MI5 llevaron a cabo "un suave interrogatorio" a Himmler antes del examen médico. Estos agentes, por norma, no habrían sido identificados, por lo que no está claro quiénes eran.
"La suposición lógica es que [Noakes] fue uno de los dos interrogadores del MI5", dice Bill Steadman, curador del Museo de Inteligencia Militar. "No puedo pensar otra forma en la que él podría haberlos conseguido [los papeles]".
https://www.youtube.com/watch?v=xS4bL_WjMyg
Steadman cree que es posible que Noakes recibiera permiso de sus superiores para conservar los documentos una vez que extrajeron cualquier dato que tuviera valor para los servicios de inteligencia.
Los objetos permanecieron con Noakes y su familia hasta que fueron donados recientemente, y estarán en exhibición una vez que el museo vuelva a abrir tras la cuarentena por el covid-19.
Son más que una simple curiosidad: explican cómo fue atrapado un nazi de alto rango.
"Sin este sello condenatorio en el documento, es posible que Himmler hubiera podido pasar desapercibido por el sistema y escapar como lo hicieron muchos otros nazis buscados", dice Bill Steadman.
"Lo que más me atrae de esta historia es que fueron los propios alemanes quienes hicieron que su desenmascaramiento fuera una certeza absoluta".
Recuerda que puedes recibir notificaciones de BBC News Mundo. Descarga la última versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.