San José.— La ruptura de relaciones diplomáticas de México con Ecuador por el asalto que la policía ecuatoriana lanzó el viernes pasado contra la embajada mexicana en Quito fue precedida por un pacto criminal trasnacional de alta peligrosidad e intensidad.
Una alianza ecuatoriana de organizaciones criminales, políticas y económicas emergió desde enero de 2024 en Ecuador e involucró a los cárteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG), a las mafias de Albania y los Balcanes y a delincuentes de Colombia, para burlar los controles portuarios estatales implantados en los últimos tres meses y preservar los mecanismos de contrabando de cocaína a México, Estados Unidos, Centroamérica y Europa.
El objetivo sería mantener el control de los puertos ecuatorianos para continuar con el narcotráfico y eludir los operativos militares y policiales de Ecuador de combate al crimen organizado.
La Corte Constitucional de Ecuador advirtió el 21 de marzo pasado que “la alianza habría permitido que las acciones del Estado hayan sido limitadas y que los grupos mantengan el control de puertos, asegurando un enlace directo con organizaciones criminales transnacionales”, como las mexicanas, albanesas, balcánicas y colombianas.
La alerta fue emitida por la Corte al aprobar una solicitud gubernamental para prolongar el estado de excepción o de emergencia que la administración del presidente de Ecuador, el derechista Daniel Noboa, decretó el 8 de enero de este año en ese país para enfrentar a las mafias nacionales e internacionales de la delincuencia organizada.
El pacto, evaluado con inquietud en reportes de la inteligencia ecuatoriana militar y policial, ratificó una realidad: Ecuador se convirtió en el siglo XXI en eslabón clave de los cárteles mexicanos, colombianos y europeos del narcotráfico internacional.
La coalición fue forjada a partir de que Noboa implantó el 9 de enero de este año el “conflicto armado interno” para combatir a 22 organizaciones delincuenciales “terroristas”.
De acuerdo con informes de inteligencia militar de Ecuador, remitidos por Noboa a la Corte para renovar el Estado de Excepción por un mes, tres de las 22 se unieron en un vínculo directo con redes extranjeras e influyentes sectores políticos y económicos ecuatorianos y con operadores o controladores principalmente de puertos.
Bloqueo a los militares
Descrita por autoridades de Ecuador como “alianza de poder”, la meta principal, entre otras, fue restringir, bloquear o limitar la actuación desplegada por militares, policías y otros estratos de seguridad y garantizar o “sostener el control ilegal” en puertos, como terminales marítimas claves para el contrabando de drogas, según los reportes.
Un factor esencial adicional se registró con que ambos cárteles mexicanos siguieron manteniendo dominio de la mayoría de las prisiones de Ecuador por medio de las agrupaciones criminales Los Tiguerones y Los Lobos con el CJNG y Los Choneros, con Sinaloa.
Reparto de franquicias
Por razones de seguridad, ninguna fuente oficial confirmó a EL UNIVERSAL si esas tres son las que consiguieron pactar. Los datos de las fuentes coincidieron en que ahora existiría un mando superior con órdenes de repartir franquicias criminales y temporales a grupos subalternos.
Las revelaciones sobre el acuerdo secreto de las diferentes redes criminales con presencia en Ecuador surgieron antes del estallido, el jueves y el viernes pasados, de la más grave crisis en la historia de los lazos diplomáticos entre México y Ecuador.
Ninguna fuente sugirió que los pleitos de los dos países fueran estimulados por intereses criminales, aunque la falta de cooperación policial o militar bilateral crearía un vacío y favorecería a las mafias.
El jueves, Ecuador declaró no grata a la embajadora mexicana en Quito, Raquel Serur, en rechazo a que, el día previo, el presidente de México, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, cuestionó los comicios presidenciales y legislativos de agosto y octubre de 2023 en ese país por el impacto de un asesinato político. Noboa, ganador de esas elecciones, consideró la declaración como injerencia en asuntos internos ecuatorianos.
El viernes, México otorgó asilo diplomático al exvicepresidente o Jorge Glas Espinel (2013-2018), refugiado en la embajada en Quito desde diciembre de 2023 y con deudas pendientes ante la justicia ecuatoriana, pero se declaró perseguido político.
Ecuador repudió ese día la decisión de México de conferirle asilo, anunció su negativa de otorgarle salvoconducto para viajar a suelo mexicano y por la noche asaltó la embajada, extrajo a Glas a la fuerza y abrió un lío diplomático internacional. Esa noche, México rompió relaciones. Glas fue trasladado a la prisión de máxima seguridad conocida como La Roca, en Guayaquil.
En este contexto de profundo choque, en las sombras avanzó una negociación de las cadenas mafiosas. Ecuador se hundió paulatinamente en el siglo XXI en una aguda inseguridad con una violencia indiscriminada que se agravó por la penetración de los dos cárteles mexicanos, de mafias colombianas y de emisarios de las albanesas y balcánicas.
Puente del narco
La ofensiva transformó a Ecuador en puente del narcotráfico internacional por mar, tierra y aire a Centroamérica, México, EU, Europa, Asia, África y Oceanía de la cocaína que se elabora en Colombia, primer productor mundial de la droga, y Perú, segundo. Ya hay alertas de siembras de hoja de coca (materia prima de la droga) y producción en Ecuador.
Por la alianza, en el organigrama criminal ecuatoriano aparecieron nuevas jerarquías o mandos verticales con la responsabilidad de negociar la unión momentánea con otros bandos y expandirse para crear redes y asegurarse el dominio territorial.