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Nueva York.— Joaquín El Chapo Guzmán Loera utilizó a la Agencia Antidroga de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) y a la Policía mexicana para luchar en su propia guerra con los cárteles rivales, aseguró ayer Vicentillo Zambada, hijo de Ismael El Mayo Zambada.
En la segunda jornada de su comparecencia ante la Corte Federal del Distrito Este en Nueva York, Vicentillo, uno de los principales testigos en el caso contra El Chapo, relató los entresijos de las guerras por el control del mercado de la droga que se desataron en la primera década del siglo, así como su intención de salir del negocio del narcotráfico.
Después de una reunión que mantuvo con su padre El Mayo y El Chapo, Guzmán Loera le ofreció un contacto con la DEA para abandonar el negocio del tráfico de drogas, puesto que el gobierno consideraba que Vicentillo era una pieza de mayor interés y podía ser una oportunidad para que empezara un nueva vida, según su testimonio, pero esto se frustró con su detención en 2009 por las Fuerzas Especiales Mexicanas. La intención de Vicentillo, aparte de alejarse del negocio, era dar información sobre sus enemigos a las fuerzas de seguridad de EU.
Zambada detalló cómo durante el conflicto con sus rivales, en 2008, se dedicaban a buscar localizaciones, oficinas y casas de seguridad de las bandas rivales, y cómo transferían la información al gobierno, la Policía Federal Preventiva (PFP) y a la Policía Militar. Vicentillo indicó que así se aseguraban de neutralizar a sus enemigos sin necesidad de entrar en choques armados ellos mismos.
Asimismo, el testigo implicó a El Chapo en diversos homicidios en los que el narcotraficante dio la orden, convenida junto a El Mayo, de matar. Uno de ellos fue el de Julio Beltrán, al que mandaron asesinar por referirse a El Mayo y a El Chapo como “pinches viejos”, que ya no tenían nada que hacer en el negocio y que ya estaban acabados.
Aunque el interrogatorio a Vicentillo Zambada iba a concluir ayer, volverá a comparecer el lunes, seggún se informó.