Miami.— Ha pasado un mes desde su victoria en las elecciones presidenciales de Estados Unidos y Donald Trump ya ha delineado su administración, al revelar un gabinete controvertido compuesto por leales, figuras populistas y magnates del sector privado. Sus prioridades, que incluyen deportaciones masivas, una postura menos comprometida con conflictos internacionales y un enfoque proteccionista en el comercio, dejan ver un regreso a su estilo característico de gobernar, enfocado en “Estados Unidos Primero”. Ha señalado su intención de renegociar aspectos del T-MEC y reformar profundamente el gobierno federal; además, ha amenazado con aranceles a México, Canadá y a los países del BRICS.
A manera de presión, como se anticipaba, Trump ha recurrido a los aranceles, como quedó claro con su anuncio de que impondrá 25% a todas las importaciones provenientes de México a partir del primer día de su administración. El objetivo: presionar para que el gobierno de Claudia Sheinbaum frene el flujo de migrantes y drogas a la frontera.
El anuncio pegó al peso y obligó a la administración de Sheinbaum a reaccionar y sostener una llamada con él en la que ella dijo que expuso su estrategia para evitar que las caravanas lleguen a EU, mientras que Trump declaró que la mexicana accedió a frenar la llegada de migrantes “con efecto inmediato, cerrando de manera efectiva nuestra frontera sur”. Las amenazas también hicieron que el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, lo llamara y luego lo visitara en Mar-a-Lago.
Trump amenazó con imponer aranceles de 100% a los países del grupo BRICS si tratan de terminar con el dominio del dólar. “Pedimos que se comprometan (...) a no crear nunca una nueva moneda de los BRICS, y a no respaldar a ninguna otra moneda para reemplazar al potente dólar estadounidense o enfrentarán aranceles de 100%”, escribió en Truth Social, en referencia a este grupo que incluye a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, entre otros.
Trump también prepara su estrategia de deportaciones masivas que, según economistas, tendrá un impacto muy negativo en sectores económicos clave, como la agricultura, la construcción, los bienes y servicios y el consumo interno. El plan operativo que están desarrollando incluye declarar emergencia de seguridad nacional, aumentar el presupuesto y los recursos humanos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), implementar redadas masivas en lugares de trabajo, comunidades y refugios; reanudar y expandir programas conocido como “287(g)”, que permiten a las fuerzas del orden locales colaborar con ICE. Este mismo mes ya tienen planes para construir nuevos centros de detención a lo largo de la frontera sur y en estados clave como Texas, Arizona y California. Recientemente el gobierno de Greg Abbott, gobernador de Texas, ofreció al gobierno entrante un terreno muy grande para que construya un amplio centro de detención. Estos lugares se están diseñando para albergar a decenas de miles de personas.
Pero el costo financiero es uno de los grandes obstáculos a vencer. Expertos estiman que superaría los 10 mil millones de dólares durante los primeros dos años. Esto podría generar resistencia en el Congreso, particularmente entre legisladores que priorizan la reducción del gasto federal y quienes son proinmigrantes. También habrá una respuesta legal y demandas judiciales que ya preparan los defensores de los derechos humanos de los inmigrantes. La administración entrante está ya midiendo los numerosos desencuentros legales que tendrán en la implementación de estas políticas antiinmigrantes. Organizaciones como ACLU, CHIRLA y United We Dream, entre varias otras, están intensificando sus esfuerzos para proporcionar asistencia legal a los inmigrantes que serán afectados y movilizar apoyo público contra estas políticas.
Trump también ha expresado insatisfacción con ciertos aspectos del T-MEC, al argumentar que el acuerdo favorece injustamente a México en detrimento de los trabajadores estadounidenses. Entre sus principales quejas está el déficit comercial con México, especialmente en el sector automotriz, la implementación “ineficiente” de las disposiciones laborales y ambientales por parte de México, y la falta de progreso en el cumplimiento de las reglas de origen para los productos manufacturados. También ha mencionado que hay un déficit comercial con Canadá.
La administración entrante ha dicho que buscará revisar las cláusulas del T-MEC, particularmente aquellas relacionadas con el comercio de automóviles, productos agrícolas y la protección de los derechos de propiedad intelectual. Trump también ha indicado que podría utilizar la “cláusula de salida” del T-MEC como palanca para presionar a México y Canadá a aceptar nuevos términos más favorables para EU.
Inflación
En este mes, la inflación anual en EU se mantuvo en torno a 3.2%, una disminución en comparación con la acumulada de 6.5% de 2022. Sin embargo, sigue siendo superior al objetivo de 2% de la Reserva Federal.
Los sectores más afectados incluyen los alimentos, que han registrado un aumento de 2.1% con picos de 5.3% en productos básicos, atribuido a problemas en las cadenas de suministro y fenómenos climáticos extremos. La vivienda también es un serio problema.
En energía, hay fluctuaciones en los precios de la gasolina y el gas natural, presionados por la guerra en Ucrania, al impactar los costos de transporte y producción. Además, están las tensiones en Medio Oriente, las cuales han añadido volatilidad a los mercados energéticos.
Se habla de un mercado laboral ajustado, lo que se traduce en una tasa de desempleo que se mantiene en 3.8%, lo que ha aumentado los salarios en sectores clave y ha ejercido presión sobre los costos para las empresas. La administración entrante ha presentado un plan económico con varios componentes clave para abordar la inflación. Trump ha hablado de llevar a cabo reformas fiscales, ha prometido reducir los impuestos corporativos y personales, al argumentar que esto incentivará la inversión y aumentará la producción nacional. Sin embargo, economistas advierten que estas políticas podrían incrementar el déficit fiscal, al dificultar el control de la inflación.
Se espera también que implemente una agenda de desregulación en sectores como la energía, manufactura y transporte, a fin de reducir costos para las empresas, lo que incluye acelerar proyectos de extracción de petróleo y gas para disminuir los precios de la energía.
Trump planea renegociar acuerdos comerciales y aplicar aranceles a productos extranjeros para proteger la producción nacional. Sin embargo, estas políticas podrían aumentar los precios de bienes importados, al ejercer una presión adicional sobre los consumidores.
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El efecto Musk
Analistas consideran que la relación Trump-Musk no será duradera. De igual manera ha llamado la atención la forma en la que el magnate le permite a Musk participar activamente en asuntos diplomáticos.
La designación de Musk, junto con Vivek Ramaswamy, al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DEG) ha generado tanto entusiasmo como preocupación.
Dentro de las metas anunciadas por Musk está la reducción del gasto público, otro es la modernización tecnológica. Un objetivo más se refiere a la privatización de servicios.
Mientras, el anuncio del gabinete de Trump en noviembre generó un debate nacional. El Senado será el campo de batalla para la confirmación de estos nombramientos.
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Las guerras
Las guerras en Ucrania e Israel dominaron la agenda global de este mes. La administración entrante ha comenzado a delinear su enfoque hacia estos conflictos, lo que ha generado preocupaciones entre los aliados internacionales y los opositores políticos en casa. Asimismo, su postura hacia la OTAN y el papel de EU en el sistema de seguridad global auguran un cambio radical respecto a la administración Biden.
Trump ha expresado su intención de trabajar en un acuerdo para poner fin a la guerra entre Ucrania y Rusia. Su equipo, junto con el gobierno de Joe Biden, están colaborando para alcanzar una solución que podría incluir un armisticio o un acuerdo formal. Trump ha sido crítico con los miles de millones de dólares que la administración Biden ha destinado a Ucrania desde el inicio de la invasión rusa en 2022. Además, ha instado a los líderes de Rusia y Ucrania, Vladimir Putin y Volodimir Zelensky, a reunirse con él para negociar una solución al conflicto.
La guerra entre Israel y Hamas ha sido un tema prioritario. Trump ha prometido un apoyo absoluto a Israel, consolidando su relación con el gobierno de Benjamin Netanyahu. Se espera un aumento importante en el suministro de armas y financiamiento para su defensa. Trump ha dejado ver que podría respaldar un reconocimiento oficial de la soberanía israelí sobre Cisjordania. Ha prometido bloquear cualquier resolución en la ONU que critique las acciones militares de Israel.
Por otro lado, la relación de Trump con la OTAN ha sido tradicionalmente tensa y sus recientes declaraciones sugieren que mantendrá una postura fuerte hacia la alianza. Trump ha reiterado que los países europeos deben pagar una mayor proporción de los costos de defensa. Ha amenazado con reducir la participación estadounidense si esto no se cumple, y ha sugerido que la OTAN debería enfocarse más en amenazas no tradicionales, como la migración masiva y la economía.
En relación con la ONU, Trump ha señalado que su administración adoptará un enfoque más unilateral en la política exterior, al reducir la dependencia de foros internacionales; buscará disminuir las aportaciones financieras de Estados Unidos a programas internacionales, al centrarse en iniciativas que beneficien directamente a los intereses de los estadounidenses.