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Conocidas como nalysnyky o hалисники en idioma ucraniano, las crepas de Ucrania—rellenas ya sea de carne o de queso con ajo y hierbas o de queso y vainilla con pasas—se sirven saladas como plato fuerte o dulces como postre y comenzaron a ganar fama en Guatemala. Por seis unidades de nalysnyky, la ucraniana Inna Harbar cobra en quetzales, la moneda guatemalteca, el equivalente a unos siete dólares.
Dispuesta a cualquier sacrificio, Inna enviará a su país la mitad de las ganancias de su negocio a domicilio y al contado en la capital de Guatemala con esos y otros productos de la gastronomía ucraniana para tratar de ayudar a las víctimas de la invasión militar de Rusia a Ucrania.
A unos 11 mil kilómetros de distancia de Chavka, pueblo del noroccidente de Ucrania y de la zona Rivne en el que nació hace 24 años, Inna abrió La Casa de la Ucraniana en julio de 2020 en Guatemala como venta de comidas de su tierra natal por servicio de mensajería con el apoyo de su esposo, el empresario guatemalteco Gustavo Penados.
“Cuando empezó la guerra en Ucrania, me sentí tan impotente de no poder hacer nada. Estoy a salvo en Guatemala, pero no puedo estar en mi país para luchar con toda mi familia. Decidí hacer algo con una pequeña ayuda de mi parte, desde lejos”, narró Inna a EL UNIVERSAL.
El 50% de las utilidades con las crepas y gran variedad de platillos de Ucrania será para las víctimas ucranianas del conflicto bélico.
“Todavía no he enviado dinero. Para transferir fondos a esa parte de Europa cada transacción vale como 40 dólares. Espero tener bastante dinero reunido y que valga la pena para hacer un primer envío”, dijo.
“Quiero dividir el dinero para ayudar a todos y enviarle a la organización que ayuda a los niños y a la que compra medicamentos. Eso es lo que más hace falta: comida, medicinas y cosas así. Tenemos muchos pedidos de nalysnyky. La mayoría de nuestros productos se vende al contado. Los nalysnyky se venden frescos y a veces tampoco tenemos tiempo para poder tenerlos en oferta”, agregó.
Inna y Gustavo se conocieron en Polonia, él de paseo turístico y ella como estudiante de gastronomía y turismo. La pareja se casó hace dos años y se trasladó a vivir a Guatemala.
“Empecé con La Casa de la Ucraniana por el coronavirus y para compartir un poco de mi cultura ucraniana con la gente de Guatemala. Como en cada negocio, al principio iba poco a poco, pero va bien. Se empieza y se crece. Nos hemos ido organizando. La gente de Guatemala me apoya en todo lo que pueda y estoy demasiado agradecida por eso”, relató.
Por las hostilidades castrenses que estallaron el 24 de febrero pasado en Ucrania con la ofensiva lanzada por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, la familia de Inna está separada. Su madre, Valentina, y su única hermana, Victoria, lograron escapar a Polonia. (Su padre falleció desde antes de la guerra)
¿Tiene contacto con sus parientes?
La mayoría de mi familia está en Ucrania y prefiere esconderse. Los militares rusos les disparan a los civiles. Tengo muchos primos pequeños que se quedaron en Ucrania.
El contacto a veces es complicado. Siempre estoy en contacto con mi mamá y mi hermana en Polonia, pero con los demás es muy difícil porque no siempre hay comunicación por los ataques y los bombardeos rusos a las torres de las empresas de comunicación.
Nuestro gobierno hace todo lo posible para que siempre haya señal en Ucrania, pero es complicado. Mi familia en Ucrania se tiene que esconder y entonces todo es más difícil.
Y se esconden principalmente las mujeres y los niños. Algunos de mis tíos se fueron a luchar y a proteger algunos sitios. Los militares son los que están en la primera línea de batalla.
¿Qué piensa de lo que hizo Rusia al invadir Ucrania?
Pienso que los rusos no tienen ninguna explicación ni justificación. Se lanzaron contra todos los derechos humanos. Pienso que el gobierno ruso quiere apoderarse de más tierras y que Putin se quiere sentir como el rey del mundo. Pero nuestro pueblo no atacó a nadie, solo se protege del ataque ruso. Los ucranianos luchamos por nuestra independencia. Hoy hay una gran unidad nacional como nunca.
Visité Ucrania hace como seis meses y me pasé feliz con mi familia. Ahora espero que cuando todo esto mejore y nosotros ganemos (la guerra), voy a ir a visitar a toda mi familia y a mis amigos.
Antes de la invasión de Rusia, Ucrania era un país feliz, la gente feliz. Eso es lo que queremos: ser felices.