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San José.— Agobiados por aislamientos carcelarios, tortura física y mental, asedio judicial y zozobra, un total de 56 prisioneros políticos nicaragüenses liberados ayer en la madrugada por el presidente Daniel Ortega y la vicepresidenta Rosario Murillo prometieron arreciar su lucha por la democracia y la libertad de Nicaragua.
“¡Viva Nicaragua libre!”, gritó en coro la familia de la reportera nicaragüense-costarricense Lucía Pineda, al recibirla en Managua, luego de que Ortega la liberó con el periodista Miguel Mora y otros 54 nicaragüenses encarcelados en la crisis política que estalló en ese país el 18 de abril de hace un año.
Pineda narró que los carceleros querían contaminarla al obligarla a defecar en sus manos al dañarse el sanitario.
“Fue espantoso”, contó Mora. El gobierno los detuvo el 21 de diciembre de 2018 en el ahora clausurado telenoticiero independiente 100% Noticias, de Managua, y los mantuvo 172 días presos por conspiración de terrorismo. Nunca se les llevó a juicio.
Los arrestos ocurrieron durante las multitudinarias protestas para exigir la dimisión de Ortega, de Murillo y de su régimen, tildado por la oposición de dictadura.
Apegado a una ley de amnistía que la Asamblea Nacional aprobó el sábado pasado, Ortega liberó el lunes anterior a 50 reos políticos y ayer a 56, a quienes identificó como presos por delitos “contra la seguridad común y la tranquilidad pública”.
La ley alertó que los beneficiados volverían a prisión si repiten los delitos políticos y comunes.
Ortega se comprometió el 22 de mayo a liberar a 336 presos políticos antes del 19 de junio. Los opositores dijeron ayer que todavía hay 80 de un total que calcularon entre 700 y 800.
“Me torturaron hasta que pudieron”, narró el periodista nicaragüense Marlon Powell al quedar libre el lunes. “Sentía que mi vida podía irse, pero apelé a la misericordia del Señor y Dios permitió que no me mataran”, aislado y en tortura mental, describió. “Esta dictadura no va a poder con la fuerza de este pueblo”, afirmó.
“No nací para ser esclavo”, retó, por su lado, el campesino nicaragüense Medardo Mairena, liberado ayer. “Vamos a continuar nuestra lucha”, desafió.
Acusado de reprimir a los opositores con saldo de 325 muertos, según datos independientes, Ortega admitió menos de 200 víctimas mortales, alegó que repelió un ataque terrorista y golpista opositor que tenía apoyo de Washington y rechazó dimitir y anticipar la elección presidencial de 2021 a 2019 porque su mandato terminará en 2022 tras gobernar desde 2007. La crisis surgió por el masivo rechazo popular a una reforma a la seguridad social que el gobierno debió derogar y que activó un movimiento cívico a favor de la democracia.
La liberación coincidió con el inicio anteayer de una gira a Managua, que concluye hoy, de una misión de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), foro privado de periódicos americanos que evalúa la libertad de prensa en Nicaragua, mientras el diálogo entre el oficialismo y la oposición sigue suspendido.