Bruselas.— La deportación de migrantes hispanos de Estados Unidos supone un desafío para los mercados de drogas de América Latina y el Caribe, pues a través de las expulsiones se pueden exportar conductas de consumo de estupefacientes ajenas a los lugares de origen generando problemas sociales y de salud.

La advertencia es emitida en un documento elaborado por el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías y el Programa de Cooperación entre América Latina, el Caribe y la Unión Europea en Políticas sobre Drogas.

“La migración hacia y desde los países circundantes, especialmente Estados Unidos, sigue siendo un importante impulsor modelando patrones de consumo [en la región].

“Varios informes detallan la iniciación en el consumo de drogas en EU, y al regreso o deportación, traen consigo un problema de uso de drogas establecido o desarrollan uno”.

Este fenómeno, detalla el texto, presenta problemas sociales y de salud, debido a que los proveedores de servicios locales no se encuentran preparados para atender los eventuales problemas asociados al consumo de las personas deportadas: “Esto puede llevar a la creación de nuevos mercados para las sustancias en el país de origen”.

El estudio con fecha de octubre, es resultado de un taller celebrado entre expertos de ambos organismos especializados y explora las tendencias y desarrollos emergentes relacionados con las drogas en América Latina.

Entre las novedades en materia de producción de cannabis, el documento destaca que las campañas de erradicación realizadas en los últimos años en México pueden haber reducido los cultivos, pero “al mismo tiempo, Guatemala ha reportado una emergencia de nuevas áreas de cultivo, que se atribuye a la disminución de la producción en México”.

Los expertos identifican el mismo patrón en el rubro de los opiáceos, en donde México figura como tercer mayor productor del mundo.

“La reducción de producción de amapola en México fue sugerida como una posible razón para la emergencia de nuevas áreas de cultivo de opio en países vecinos, como Guatemala”.

También preocupa la proliferación de nuevas rutas de contrabando de medicamentos opiáceos ilegales a través de México, así como la aparición de heroína adulterada, conocida como “droga H”, reportada primero en Ecuador y más tarde en Colombia.

En el rubro de las metanfetaminas, señala a México como el principal productor y proveedor de EU, aunque reconoce un incremento de los laboratorios desmantelados en el país.

El informe sostiene que el mercado de los estimulantes sintéticos es el más dinámico, y hay indicios de mayor disponibilidad y consumo en toda la región. Inquieta especialmente el aumento de la popularidad de sustancias parecidas al éxtasis entre estudiantes de secundaria y universitarios, así como en fiestas de música electrónica, principalmente en Sudamérica.

Asegura que para países como Colombia, Jamaica y México, la violencia asociada a la delincuencia relacionada con las drogas, continúa siendo el principal daño.

El informe señala las nuevas normas sobre la legalización de la cannabis, como desarrollos importantes en las estrategias de drogas de los países y una posible reducción de la percepción de riesgo.

Pone de ejemplo a Uruguay, que estableció un mercado de cannabis regulado; Belice y Jamaica que despenalizaron la posesión de pequeñas cantidades de cannabis; Chile que legalizó la posesión de un número limitado de plantas para uso personal; y Argentina, Colombia y Perú que legalizaron su utilización con fines terapéutico.

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