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El Metropolitan Correctional Center, situado en Nueva York, nació de un nuevo estilo de encierro para un área urbana, un edificio más parecido a un hotel que a un centro de detención, aclamado por el Departamento de Justicia en 1970 como “un salto cuántico hacia delante de las cárceles tradicionales”. Sin embargo, la historia que se escribió ahí dentro mostró otra realidad. Sin embargo, fue cerrado en 2021, por las pésimas condiciones del lugar que incluían plagas de ratas e insectos, además de fugas de agua.
En 2019, el mundo supo lo que ocurría entre sus paredes cuando el magnate Jeffrey Epstein, condenado como líder de una red de tráfico de menores para las altas esferas, se suicidó en su celda.
El interés suscitado desentrañó una trama de abusos, corrupción, contrabando y malas condiciones que llevaron a su cierre en agosto de 2021. Ahora, el centro que alguna vez alojó a mafiosos y narcotraficantes, podría reabrir, reconvertido en asilo para hacerle frente a la crisis de migrantes en la ciudad de Nueva York.
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Las autoridades de la Gran Manzana buscan aliviar la presión sobre los centros para personas sin hogar y trasladar a los migrantes a esta cárcel. La propuesta, sugerida en una carta enviada el 9 de agosto a la gobernadora Kathy Hochul, se produjo en medio de la falta de recursos para atender a los solicitantes de asilo, que suman más de 100 mil.
La misiva, escrita por un abogado del departamento jurídico de la ciudad, analiza varios destinos que podrían alojar a los migrantes, incluido el Metropolitan Correctional Center, que en su día albergó a mafiosos, terroristas y hasta estafadores de Wall Street. Entre sus prisioneros estuvieron “peces gordos” del crimen, como el gánster John Gotti, terroristas asociados a Osama Bin Laden e incluso el narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán. El lugar fue clausurado tras el suicidio de Epstein.
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Al momento de construir este centro, se le pidió al arquitecto que fuera “lo menos posible como una prisión”, pero a los dos años de su apertura ya tenía problemas, con más población de reclusos de la que podía administrar. Desde entonces, comenzó a deteriorarse. Algunos prisioneros eran retenidos en esta cárcel mientras esperaban sus juicios o traslados a prisiones federales tras su condena. Fueron cerca de 900 los que se alojaron ahí en el pasado, estimó la agencia Associated Press en 2021.
Propagación del Covid
El día que Epstein murió también estuvo lleno de irregularidades. Uno de los dos oficiales asignados para vigilarlo cubría horas extras, pero para el momento del suicidio había estado durmiendo y navegando por internet, en lugar de verlo cada 30 minutos. Cuando se conoció la noticia, se abrió una ventana a un mar de anomalías, en una lista que creció en los dos años siguientes: propagación desenfrenada de Covid, condiciones deplorables, un arma de contrabando y la muerte de otro recluso.
Para los que se quedaban allí, era normal ver cómo los trozos de hormigón caían del techo y las temperaturas bajo cero los obligaban a ponerse mascarillas. Algunas celdas no eran habitables. Incluso, hubo registros de condenas reducidas en las que se llegó a considerar que la estancia equivalía a “más tiempo” del que parecía.
Con la noticia del cierre, el Departamento de Justicia adelantó que solo sería de unos meses para hacer las reparaciones, pero las puertas no se reabrieron al menos hasta ahora, que una posibilidad quedó al aire con los migrantes.
A pesar del pedido reciente a la gobernadora, la carta no indica si la ciudad se puso en contacto con la Oficina Federal de Prisiones para obtener el acceso. No obstante, esta institución declaró en un comunicado citado por AP: “Aunque declinamos hacer comentarios relativos a la correspondencia gubernamental, podemos señalar que MCC Nueva York está cerrado, al menos temporalmente, y los planes a largo plazo para MCC Nueva York no han finalizado”.
Los solicitantes de asilo no son presos y están en espera de sus documentos para poder moverse libremente. Por eso, la posibilidad de que esta cárcel se convirtiera en el nuevo refugio, hizo que los grupos de defensa y activistas se manifestaran.
“Al alcalde Eric Adams le gusta decir que todas las opciones están sobre la mesa cuando se trata de alojar a solicitantes de asilo, pero ciertos sitios deberían estar definitivamente fuera de la mesa”, dijo Murad Awawdeh, director ejecutivo de la Coalición de Inmigración de Nueva York. “El Metropolitan Correctional Center era una cárcel decrépita y no es un lugar adecuado para apoyar a las personas que tratan de construir una nueva vida en nuestro país”.
La ciudad de Nueva York está obligada legalmente a proporcionar refugio a quienes lo soliciten. Sin embargo, con todos los sitios en su máxima capacidad, el alcalde demócrata hizo que hoteles, escuelas y gimnasios fueran centros para atender la crisis que, según especialistas, podría agravarse mucho más.
Nueva York recibe entre 300 y 500 personas todos los días, algunos directamente desde la frontera con Texas pero también de otros estados.
Al finalizar la conferencia un comerciante, furioso, comenzó a quejarse entre gritos, que ya no recibía clientes en su joyería, ubicada en el mismo edificio que el hotel Roosevelt, debido a los inmigrantes que viven allí temporalmente.
"El hotel tenía clientes de cinco estrellas. Esto es contraproducente, no voy a conseguir ningún cliente más. Tengo miedo de mostrar mis joyas en la vitrina", señaló el hombre, que no quiso dar su nombre. Con información de La Nación/GDA