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Moscú.— La región rusa de Kursk instauró ayer el estado de emergencia para hacer frente a una incursión de tropas ucranianas que se prolonga desde el martes y provocó la evacuación de miles de personas a ambos lados de la frontera.
Las fuerzas ucranianas, según Moscú, penetraron en esa región con hasta mil soldados, una decena de tanques y alrededor de 20 vehículos blindados.
El presidente ruso, Vladimir Putin, denunció una “provocación a gran escala” y afirmó que “el régimen de Kiev” está “disparando indiscriminadamente con diversos tipos de armas, incluidos cohetes, contra edificios civiles, viviendas y ambulancias”.
El jefe del Estado Mayor del ejército ruso, Valeri Gerásimov, indicó a Putin que “el avance en profundidad del enemigo en el territorio fue detenido por la aviación y la artillería”, en una reunión transmitida por televisión. “La situación operativa sigue siendo difícil en las zonas fronterizas. Para eliminar las consecuencias de la entrada de fuerzas enemigas, tomé la decisión de declarar el estado de emergencia en la región de Kursk”, anunció en la mensajería Telegram el gobernador regional, Alexéi Smírnov.
La Guardia Nacional rusa anunció que había reforzado la protección de la central nuclear de Kursk, ubicada a unos 60 kilómetros de Ucrania. El alcance de los avances ucranianos no está claro. Según la cadena de Telegram Rybar, cercana al ejército ruso, las tropas ucranianas tomaron varias aldeas y habrían llegado al sur de Sudzha, una ciudad de 5 mil 500 habitantes situada a unos 10 kilómetros de la frontera.
Una televisión local mostró imágenes de edificios destruidos, ruinas y cráteres causados por la artillería en el centro de la ciudad.
Las autoridades ucranianas se han abstenido hasta el momento de cualquier declaración oficial sobre esa operación.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, felicitó a las fuerzas ucranianas por su “valentía”, sin referirse explícitamente a la incursión. “Cuanto más presionamos a Rusia (...) más nos acercamos a la paz”, añadió.
Estados Unidos indicó que esperaba obtener precisiones sobre los “objetivos” de Ucrania, confrontada desde hace casi dos años y medio a una intervención militar rusa.
“Nos pondremos en contacto con el ejército ucraniano para saber más sobre sus objetivos”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre. Los enfrentamientos y los bombardeos provocaron la evacuación de civiles de ambos lados de la frontera.
En Rusia, las autoridades anunciaron que “varias miles” de personas habían abandonado las zonas fronterizas, donde al menos cinco civiles murieron y 28 resultaron heridos, incluidos niños.
En la región ucraniana de Sumy, frente a la región rusa de Kursk, las autoridades ordenaron la “evacuación obligatoria” de 23 localidades, una medida que afecta a 6 mil personas, entre ellas 425 niños, de acuerdo con el gobernador regional Volodimir Artiukh. “La situación en la región de Sumy es muy tensa” debido a los bombardeos, indicó a la televisión ucraniana.
Esta incursión se produce después de meses de intensificación de la ofensiva rusa en el este de Ucrania, que se encuentra confrontada a una escasez de pertrechos y efectivos y reclama mayor ayuda de sus aliados occidentales.
Sin relacionarlo con la incursión, una fuente de los servicios de seguridad ucranianos (SBU) declaró a la AFP que un pequeño dron destruyó en pleno vuelo un helicóptero ruso Mi-28, un hecho “sin precedente” en la historia de la guerra.
Desde que comenzó la operación militar rusa en Ucrania, en febrero de 2022, se produjeron incursiones de combatientes proucranianos en suelo ruso. El ejército ruso afirmó haberlas repelido en cada ocasión, pero algunas lo obligaron a recurrir a la artillería y la aviación, como en el caso de la incursión del martes. AFP