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El escándalo que rodea a Nicolás Petro, hijo del presidente colombiano Gustavo Petro y señalado de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero, es el más reciente ejemplo de hijos de mandatarios convertidos en la “oveja negra de la familia”.
Nicolás Petro deberá ser imputado este martes, tras ser detenido el fin de semana, luego de que su exesposa Day Vásquez lo señalara de haber recibido dinero de narcotraficantes para la campaña de su padre, pero que él se habría quedado. Gustavo Petro no sabía nada del dinero, asegura la mujer.
El caso de Nicolás está lejos de ser único. En Estados Unidos, Hunter Biden, hijo del mandatario Joe Biden también está envuelto en problemas, tras ser acusado de dos cargos: uno por defraudación fiscal y el otro por posesión ilegal de arma.
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Aunque había llegado a un acuerdo para declararse culpable a cambio de evadir la cárcel, éste se vino abajo cuando la fiscalía advirtió que dicho acuerdo no lo libraba de otras investigaciones en su contra. Su historial con las drogas, con prostitutas y sus negocios han llevado a los republicanos a asegurar que se aprovechó de la posición política de su padre, a quien acusan de haberse beneficiado. Joe Biden rechaza las acusaciones, diciendo que se ha mantenido al margen de los negocios de su hijo.
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Son varios los hijos de presidentes estadounidenses que han dado más de un dolor de cabeza a sus padres.
Como Neil Bush, hijo del presidente George H. W. Bush, quien fue demandado por conflicto de interés en los años 90, cuando era director de Silverado Banking, Savings and Loan Association, La acusación puso fin a sus aspiraciones políticas Neil no fue imputado con cargos criminales, pero tuvo que pagar 50 mil dólares en un acuerdo extrajudicial.
América Latina tiene también varios casos de hijos presidenciales “incómodos”.
En mayo de 2022, Luis Enrique y Ricardo Alberto Martinelli fueron condenados en Estados Unidos a tres años de prisión por la trama de corrupción del caso Odebrecht en la que también estuvo implicado su padre, el expresidente panameño Ricardo Martinelli, quien fue condenado a 10 años de prisión por lavado de dinero. Luis y Ricardo fueron excarcelados en enero de este año.
En Argentina, Máximo Kirchner, hijo de la presidenta Cristina Kirchner, también enfrentó juicio por corrupción, tras investigaciones por irregularidades en obras públicas que ocurrieron en la presidencia no sólo de ella, sino en la de su esposo, el hoy fallecido Néstor Kirchner.
Asia tampoco se salva. En Uzbekistán, Gulnara Karimova, alguna vez considerada como posible sucesora de su padre, el presidente Islam Karimov, terminó detenida por un escándalo de corrupción que se gestó cuando Islam aún era mandatario. Se le acusa de haberse hecho de un imperio de propiedades por 200 millones de libras, con recursos ilegales.
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