París.— La extrema derecha francesa de Marine Le Pen fracasó en su intento de conquistar su primer gobierno local, mientras que el partido centrista de Emmanuel Macron sufrió un nuevo estacazo en la segunda vuelta de comicios regionales, a 10 meses de las elecciones presidenciales.
El joven partido presidencial, La República en Marcha (LREM), de Macron, no logró alzarse en ninguna de las 13 regiones de Francia metropolitana, pagando su falta de implantación territorial.
Según los sondeos, obtendría apenas 7% de los votos, viéndose relegada a ser la quinta fuerza política a nivel nacional, detrás de la derecha, la izquierda, los ecologistas y la ultraderecha.
Es una “decepción para la mayoría presidencial”, admitió Stanislas Guerini, jefe de LREM.
La abstención fue la gran protagonista de estas elecciones, con un máximo histórico de alrededor de 66%, el mismo nivel que en la primera vuelta y muy superior a las precedentes elecciones regionales de 2015.
“Lo que estamos viendo es la culminación de una desconexión entre los votantes y la clase política”, dijo Jessica Sainty, profesora de política en la Universidad de Aviñón, aunque reconoció que la crisis por Covid-19 también influye en la alta abstención.
“Esta noche no ganaremos ninguna región”, admitió Le Pen, quien señaló que Francia sufre una “profunda crisis de la democracia local”. Fue Renaud Muselier, el hombre que evitó que el partido ultraderechista consiguiera en Provenza-Alpes-Costa Azul su primer gobierno regional. Los grandes vencedores fueron Los Republicanos (derecha tradicional), convertidos en la primera fuerza política del país, con 38% de los votos.