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París/Berlín.— Alemania, un país conocido por su vigor y estabilidad, se ha hundido en una profunda crisis política que derivó en el llamado a elecciones legislativas anticipadas el 23 de febrero de 2025, con la probabilidad de que los conservadores asuman el poder, tras el estallido del gobierno de coalición del socialdemócrata Olaf Scholz.
El terremoto no podía producirse en peor momento para la primera economía de Europa, víctima de una grave crisis industrial y al borde de la recesión, que se inquieta por las repercusiones que podría generar para el comercio y la seguridad el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
La famosa coalición “semáforo”, que reúne a socialdemócratas (SPD), liberales (FDP) y Verdes estalló en pleno vuelo el miércoles 6 de noviembre por la noche, incapaz de lograr un acuerdo para el presupuesto de 2025. En un gesto poco habitual de autoridad, el canciller Scholz despidió a su ministro de Finanzas, acusándolo de “rechazar todo compromiso” y de haberlo “decepcionado numerosas veces”. Esas palabras, de una rara violencia en Alemania, oficializan lo que la prensa relata desde hace meses: una relación casi tóxica entre los liberales y el resto del gobierno.
“El ministro de Finanzas no muestra ninguna voluntad de poner en práctica nuestro plan económico en beneficio del país (…). No puedo seguir imponiendo semejante comportamiento a Alemania”, declaró Scholz, acusando a Christian Lindner de “egoísmo”. Se quejó de que el ministro, “con demasiada frecuencia bloqueó en forma inapropiada las leyes y dio muestras de una táctica mezquina y partidista”.
Con sequedad, Lindner replicó: “Olaf Scholz demostró que no tiene la fuerza de permitir que nuestro país se renueve”. Tras su despido, todos los ministros liberales dejaron el gobierno.
Este martes, el gobierno y el principal partido de oposición, los conservadores de la CDU/CSU, acordaron la fecha para las legislativas. Las elecciones tendrán lugar “el 23 de febrero, afortunadamente las cosas están claras sobre ese punto”, declaró el líder de la formación liberal FDP, el mismo Christian Lindner, cuya destitución hace una semana hizo que saltara por los aires la heterogénea coalición de socialdemócratas, ecologistas y liberales. Antes de eso, el 16 de diciembre, Scholz presentará una moción de confianza en el Bundestag, la Cámara Baja del Parlamento, donde ya no tiene mayoría, anunció el líder del partido socialdemócrata SPD ante el Parlamento, Rolf Mützenich.
El presidente Frank-Walter Steinmeier declaró por su parte que respaldaba este calendario y consideró “realista” la fecha del 23 de febrero. Instó a todas las partes implicadas a cooperar responsablemente hasta entonces para “garantizar la seguridad interior y exterior de Alemania y su fiabilidad internacional en esta fase de transición”. Una vez que Scholz pierda el voto en el Bundestag, el presidente tendrá tres semanas para disolver la cámara.
Con esta crisis, el jefe de los conservadores, Friedrich Merz, antiguo rival de Angela Merkel, se acerca a su sueño de acceder al poder. Su partido es el gran favorito para los comicios. Los sondeos apuntan a que la oposición conservadora ganaría con más de 30% de votos. La extrema derecha de Alternativa por Alemania ocuparía la segunda bancada (19.5%). Los conservadores han excluido, de antemano, cualquier alianza con ellos.
La crisis alemana tampoco es una buena noticia para Ucrania, considerando que Berlín ha sido otro de sus grandes apoyos, que podría perder, en momentos en que teme también quedarse sin la ayuda de Estados Unidos una vez que Trump asuma el poder.