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Washington.— El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cumplió su promesa. El fin de semana anunció que aplicaría nuevas sanciones a Irán como respuesta a la escalada de la tensión entre Washington y Teherán, y lo hizo apuntando a lo más alto: imponiéndolas al líder supremo iraní, Alí Jamenei.
Las “duras” sanciones anunciadas desde el Despacho Oval son la respuesta a una situación en el golfo Pérsico compleja desde el derribo de un dron de la Marina la semana pasada. Trump iba a responder con acción militar, pero a último momento decidió recular al saber que morirían 150 personas.
Según Trump, las acciones son un ejemplo de “control” y “contención” que, sin embargo, no durarán para siempre. Y menos si Irán no dice de forma explícita que no aspira a tener armamento nuclear.
El republicano dudó en responder si las sanciones eran parte de la represalia por haber abatido el dron o no. En un momento aseguró que las medidas, apuntando a Jamenei, “eran algo que iba a suceder de todas formas”.
Algunos expertos señalaron que las sanciones a Jamenei eran “simbólicas”, ya que no hay constancia de que existan activos del líder iraní en Estados Unidos o quiera tener acceso a los servicios financieros mundiales. El secretario estadounidense del Tesoro, Steven Mnuchin, lo descartó por completo.
Las sanciones, que se unen a otras ya aplicadas en meses pasado al sector petrolero, también afectaron a ocho altos mandos de la Guardia Revolucionaria iraní.
“Continuaremos incrementando la presión”, advirtió Trump. Minutos más tarde, Mnuchin anunció que a finales de semana se sancionará al ministro de Exteriores iraní, Mohamad Yavad Zarif y que se congelarán “miles de millones de dólares” más de activos del país.
El mandatario buscó hacer ver que apuesta por el diálogo como solución a la tensión con Irán. “No buscamos un conflicto con Irán ni con ningún otro país”, insistió, instando al régimen a que “abandone sus ambiciones nucleares, cambie su comportamiento destructivo y vuelva a la mesa de negociación de buena fe”. Incluso lo resumió de forma “muy sencilla” en un tuit mañanero: “No armas nucleares, no más apoyo al terrorismo”.
Irán respondió que no habrá diálogo mientras Washington mantenga “las amenazas y las sanciones”. “Es inaceptable”, tuiteó Hesamedína Ashina, un asesor del presidente de Irán. “Si quieren algo que supere el acuerdo nuclear, deben ofrecer algo más, con garantías internacionales”, insistió.
Las sanciones no agradaron para nada a Teherán, que denunció que los funcionarios cercanos al presidente Trump “están sedientos de una guerra”.
“Donald Trump tiene 100% razón respecto a que el ejército de Estados Unidos no tiene nada que hacer en el golfo Pérsico, la retirada de las fuerzas estadounidenses [de ahí] está totalmente en línea con los intereses de Estados Unidos y el mundo”, escribió Zarif.
“Ahora está claro que el equipo B no está preocupado por los intereses de EU. Ellos desprecian la diplomacia y están sedientos por una guerra”, dijo al referirse al asesor de Seguridad Nacional estadounidense, John Bolton, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Con información de Agencias