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La Corte Suprema de Estados Unidos determinó que la administración de Donald Trump puede deportar a Sudán del Sur a un grupo de migrantes que llevan semanas retenidos en una base militar de Yibutí, informó la cadena estadounidense CNN. Entre los migrantes hay un mexicano.
La orden se produjo días después de que el alto tribunal permitiera a la administración deportar a ciertos migrantes a países distintos de su patria sin previo aviso. Pero su decisión del 23 de junio desencadenó una escaramuza legal en torno a un grupo concreto de migrantes retenidos en Yibutí.
La vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo que la decisión del Supremo "es otra victoria increíble para Estados Unidos".
Agradeció a la corte "por fallar del lado de la ley y el orden, y afirmar la autoridad ejecutiva del Presidente. Como hemos dicho todo el tiempo, los jueces de nivel inferior no pueden y no deben dictar los intereses de seguridad nacional de los Estados Unidos desde un banco en un tribunal de distrito al azar".
Señaló que "las deportaciones masivas de extranjeros ilegales continuarán, y continuarán, ¡eso es lo que votó el pueblo estadounidense!".
En mayo, los ocho migrantes fueron trasladados en avión a Sudán del Sur desde Estados Unidos, pero cuando un tribunal suspendió las deportaciones a terceros países terminaron en una base estadounidense en Yibuti, un país africano que limita con Eritrea, Somalia y Etiopía.
El tribunal había alegado que a los migrantes no se les estaba dando una "oportunidad significativa" para impugnar la expulsión de Estados Unidos. El Supremo levantó la suspensión.
Las autoridades estadounidenses han declarado que los ocho hombres son delincuentes violentos convictos.
Entre ellos figuran dos cubanos: Enrique Arias Hierro, acusado entre otras cosas de homicidio y robo a mano armada, y José Manuel Rodríguez Quiñones, condenado por intento de asesinato y tráfico de cocaína, según el Departamento de Seguridad Interior.
También el mexicano Jesús Muñoz Gutiérrez, sentenciado a cadena perpetua por asesinato. El grupo lo completan dos birmanos, un vietnamita, un laosiano y un sursudanés.
El gobierno de Trump ha defendido las deportaciones a terceros países como necesarias, bajo el argumento de que los países de origen de algunos de los deportados a veces se niegan a aceptarlas. Con información de AFP
desa/mgm