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¿Invadirá Rusia a Ucrania? ¿Escalarán las tensiones hasta convertirse en un conflicto con Occidente?
Desde hace varias semanas los medios del mundo han inundado sus páginas con análisis, reportes e investigaciones sobre la situación que se vive entre Rusia y Ucrania.
Hablan de la escalada de las tensiones en un conflicto geopolítico de larga data y que recientemente ha visto un incremento de tropas rusas en la frontera que ha encendido las alarmas ante la posibilidad de una guerra entre estos dos países.
De hecho, varios mandatarios como el presidente de Francia, François Macron, e incluso el gobierno de EU han dado a entender que hay altas probabilidades de que Rusia invada Ucrania con el fin de evitar que salga de la órbita de influencia militar rusa y se acerque a Occidente.
Por su parte, Moscú niega esas especulaciones y acusa a Occidente de estar alimentando un sentimiento antirruso para ganar influencia en esta región del planeta.
A pesar de la inminencia del conflicto que resaltan los medios y que podría derivar en un enfrentamiento entre potencias a nivel global, en las calles de varias ciudades rusas no parece vivirse esa tensión.
Periodistas de la BBC salieron a las calles a preguntárselo a los habitantes de la capital, Moscú.
"No habrá ninguna guerra. ¿Por qué? Porque no creo en los rumores. Putin dijo que no pasará nada, así que no intenten inventarlo", respondió un pensionado ruso.
Otra persona consultada señaló: "Dejé de ver la televisión, todas esas noticias sobre Ucrania, estoy harta. Hablo con mis amigos ucranianos y dicen que todo está tranquilo allí también".
"Si Putin quisiera iniciar una operación militar en Ucrania, seríamos los últimos en enterarnos, porque en Moscú no se nota esa tensión", le dijo a la BBC Andrey Kortunov, jefe del think-tank Consejo Ruso de Asuntos Internacionales.
"Esta es una de las razones por las que no creo, y a muchas personas que viven en Rusia les pasa lo mismo, que él esté planeando invadir Ucrania".
Esta visión es compartida por muchas de las personas consultadas no solo en Moscú, sino en otras partes del país: que la situación es más crítica en las noticias de lo que realmente se percibe que está ocurriendo en los dos países vecinos.
La idílica Vladimir
Hay que viajar unas cuatro horas hacia el este desde Moscú para encontrarse con Vladimir.
En invierno esta ciudad rusa parece una postal, en especial porque varios de sus edificios son patrimonio histórico de la humanidad.
Aunque hace parte de Rusia y no está cerca de la frontera con Ucrania, esta ciudad fue fundada por el Gran Príncipe de Kiev, lo que es una demostración de que, a pesar de las diferencias actuales, Rusia y Ucrania tienen raíces muy cercanas.
"Mi madre nació en Ucrania y yo presté mi servicio militar cuando existía la Unión Soviética. Rusia y Ucrania son naciones hermanas", dice Andrei, quien coincide en que existe esa distancia entre lo que se lee en los diarios sobre las tensiones y lo que ocurre en el día a día.
Pero tiene claro que una de las naciones tiene mucho más peso que la otra.
"Por supuesto que Rusia debe tener una esfera de influencia. Es una superpotencia militar. Ahora, los países más pequeños deberían poder escoger con quién aliarse y los países con más poder deberían poder ayudarlos en esa decisión", agrega.
De acuerdo con el periodista de la BBC en Moscú Steve Rosenberg, muchos rusos creen en el mensaje que llega desde el Kremlin: los medios estatales acusan a EU, la OTAN y Ucrania de convertir un conflicto diplomático en una guerra.
Y por lo que señalan los propios habitantes de Vladimir, las consecuencias de esas tensiones ellos las viven de otra manera. Por ejemplo, viendo cómo afecta el precio de los alimentos.
"A mí me preocupa lo que pasa con Ucrania, pero me preocupa más lo que pasa con la economía en Rusia", le explica a la BBC Lidia Ivanova, una habitante de Vladimir.
Ivanova tiene una tienda de frutas y verduras en el mercado central y su mayor preocupación pasa por tener el dinero para pagar las cuentas, ya que la pensión que recibe no le alcanza.
Lo mismo le ocurre a sus vecinos y muchos otros ciudadanos rusos: "De todas las preocupaciones que los rusos tienen ahora, desde la crisis económica hasta la pandemia del coronavirus, no hay un apetito porque haya una escalada militar en Ucrania. Mucho menos con Occidente", apunta Rosenberg.
Sin embargo, eso no significa que no haya quienes creen que las cosas terminarán mal.
"Yo no siento odio viniendo de Occidente o de la OTAN. Creo que se está creando de la nada y el gobierno ruso está intentando atravesar esa línea. Ellos quieren que nos odien. Ellos quieren que creamos que hay un enemigo", le dice a la BBC Ayten, una residente de Vladimir.
Y señala que las amenazas militares de Putin en la frontera, que algunos expertos califican como una estrategia para conseguir sus objetivos políticos, "no debe ser una herramienta que use el Estado en pleno 2022".
"Pensar que la gente tiene que respetarte porque estás amenazando con destruirlos... Probablemente deberíamos cambiar lo que decimos, porque no estamos en la Edad Media", señaló.
"Una guerra imposible, pero inminente"
"Es algo curioso lo que estamos viendo: una guerra que parece imposible, pero a la vez, inminente", le dice a BBC Mundo el analista de asuntos rusos del Wilson Center, Maxim Trudolyubov
Trudolyubov, quien reside en Moscú, explica que la gente sigue llenando los teatros y los cafés y haciendo su vida como si nada, aunque mucho esté pasando.
"Lo que creo que pasa es que muchos en Occidente no entienden que estas tensiones llevan mucho tiempo. Incluso ha habido ya incursiones militares graves, por eso dentro de Rusia se vive de otra manera, hay otras preocupaciones", señala el analista.
"Hay gente que cuando hablo con ella me dice: 'son solo juegos'", agrega.
Sin embargo, Trudolyubov enfatiza su preocupación ante esa distancia entre lo que se ve en las calles y lo que piensan los expertos.
"No puedo recordar otro caso en el que la opinión popular divergiera tan dramáticamente de la opinión de los expertos", anota.
Y agrega: "Hoy, muchos analistas piensan que los despliegues actuales, a diferencia de los de la primavera pasada, son una preparación para la acción".
Para él, así como para otros observadores, es claro que la forma en que concluyan los ejercicios militares rusos en Bielorrusia va a determinar la dirección que tome el conflicto en los próximos meses.
"Personalmente creo que Putin no desea involucrarse en un conflicto que le pueda costar un derramamiento de sangre, ni en Ucrania ni mucho menos en una guerra con Occidente, pero habrá que estar pendiente de lo que pase en las próximas semanas", concluye.
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