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Bangkok.— En un “día de deshonra”, las autoridades militares de Birmania desataron ayer una matanza de decenas de civiles, incluidos tres niños, durante la brutal represión de las protestas en las que el recuento de fallecidos asciende a 114, según el medio local Myanmar Now. En respuesta, decenas de líderes militares del mundo condenaron la violencia en el país.
De acuerdo con la información de un investigador independiente en Rangún que ha compilado las cifras de muertos, para la noche habían fallecido 107 personas en una veintena de lugares.
Se trata del día más sangriento desde el golpe de Estado del pasado 1 de febrero liderado por el jefe del Ejército y la junta militar, Min Aung Hlaing, quien ayer presidió un desfile castrense con motivo del Día de las Fuerzas Armadas, en Naipyidó.
De acuerdo con Myanmar Now, los asesinatos ocurrieron durante las manifestaciones celebradas en 40 ciudades en regiones y estados como Rangún, Mandalay, Sagaing, Bago, Magwe, Tanintharyi y Kachin. La cifra total de víctimas mortales superaría los 400 fallecidos.
Pese a la represión con gases lacrimógenos y munición de goma y real, miles de birmanos volvieron a desafiar a los militares y policías. En un video captado por una cámara de seguridad, los soldados disparan sin haber sido provocados contra una motocicleta en un lugar donde no había protestas y se llevan a uno de sus ocupantes herido, mientras otros dos huyen corriendo. En otra grabación, un padre grita desconsolado que han matado a su hijo.
Los soldados y la policía han cumplido con la amenaza que la víspera emitió la televisión y radio estatales: que dispararían a los manifestantes por la espalda y en la cabeza.
El jefe golpista de la junta militar, Min Aung Hlaing, presidió el desfile en Naipyidó, para conmemorar el Día de la Fuerzas Armadas, aunque muchos manifestantes hablan del “día contra la dictadura militar” y “día de deshonra”. El general golpista aseguró que su misión es “defender la democracia” y prometió celebrar elecciones sin precisar una fecha concreta. Según Asia Nikkei, Rusia, China, India, Paquistán, Bangladesh, Vietnam, Laos y Tailandia enviaron a representantes al desfile.
En un comunicado conjunto, los jefes de Defensa de Australia, Canadá, Alemania, Grecia, Italia, Japón, el Reino de Dinamarca, el Reino de los Países Bajos, Nueva Zelanda, la República de Corea, el Reino Unido, y los Estados Unidos, condenaron “el uso de fuerza letal contra personas desarmadas por parte de las Fuerzas Armadas de Birmania y los servicios de seguridad asociados”.
Destacaron que “un ejército profesional sigue las normas internacionales de conducta y es responsable de proteger, no de dañar, a las personas a las que sirve. Instamos a las Fuerzas Armadas de Birmania a que cesen la violencia y trabajen para restaurar el respeto y la credibilidad con el pueblo de Birmania que ha perdido con sus acciones”.
En Estados Unidos, el secretario de Estado Anthony Blinken condenó los actos de violencia.
“Estamos horrorizados por el derramamiento de sangre perpetrado por las fuerzas de seguridad birmanas, que demuestra que la junta sacrificará las vidas del pueblo para servir a unos cuantos”, declaró en un tuit. “Envío mi más profundas condolencias a las familias de las víctimas. El valiente pueblo birmano rechaza el reino de terror militar”.
“Este 76 aniversario del Día de las Fuerzas Armadas de Birmania quedará grabado como el día del terror y el deshonor. La matanza de civiles desarmados, incluidos niños, es indefensible”, expresó la delegación en el país de la Unión Europea (UE), que pidió el fin de la violencia y la restauración democrática.
La Oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos afirmó ayer que la nueva ola de violencia “está agravando la ilegitimidad del golpe y la culpabilidad de sus líderes”. La embajada británica también criticó en Twitter a la junta militar al acusarla de llevar a cabo “ejecuciones extrajudiciales”.
Los militares tomaron el poder con la excusa de un supuesto fraude electoral en los comicios de noviembre pasado, en los que arrasó el partido de la líder depuesta y Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, y que fueron declarados legítimos por los observadores internacionales. Desde el golpe, la junta militar ha detenido a más de 3 mil personas, incluida Suu Kyi y gran parte de su gobierno, que se encuentran incomunicados.