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Este miércoles ha dado inicio el cónclave, en el que, a través de una votación secreta, 133 cardenales elegirán al sucesor de Francisco, fallecido el pasado 21 de abril. Una vez que haya nuevo Papa, ¿qué sigue?
El Pontífice será elegido de entre esos 133 cardenales y deberá obtener dos terceras partes de los votos (89 sufragios). Una vez elegido, deberá decir si acepta el cargo y, enseguida, con qué nombre quiere ser conocido. El argentino Jorge Mario Bergoglio decidió llamarse Francisco.
Después, el nuevo Papa, en compañía del cardenal camarlengo Kevin Farrell, a cargo de los asuntos del Vaticano durante la transición entre dos papados, y del maestro de ceremonias litúrgicas, ingresa a una pequeña habitación de nueve metros cuadrados, permanentemente cerrada al público y ubicada al fondo de la Capilla Sixtina. Su nombre: "Sala de las lágrimas".
En este lugar, el nuevo jefe de la Iglesia católica se despoja del color rojo cardenalicio para ponerse las vestiduras papales blancas. Para ello, ya deben estar dispuestas en el lugar tres sotanas de distintos tamaños, confeccionadas especialmente para este día por Raniero Mancinelli, mejor conocido como "el sastre de los Papas".
De 86 años, Mancinelli elabora estas tres sotanas en tallas diferentes, dado que se desconoce la complexión del nuevo Papa.
En la Sala están también la muceta y la estola con la que el Pontífice impartirá su primera bendición Urbi et Orbi a los presentes en la Plaza de San Pedro, tras ser proclamado.
El nombre de la Sala tiene su origen en una tradición, según la cual, en este lugar el nuevo elegido llora, solo, “una vez que el pobre hombre se da cuenta del peso de su cargo”, según ha contado el Obispo Robert Barron.
Una placa en la pared señala que "Gregorio XIV, apenas electo papa, soltó lágrimas de emoción" tras ser confirmado como nuevo sumo Pontífice.
En la revista America: The Jesuit Review (América: La Revisión Jesuita), se cuenta, por ejemplo, que el papa León XIII, tras ser elegido en 1878, a los 65 años, lloró, pensando que “era demasiado viejo” y que “seguramente moriría pronto”. Sin embargo, vivió hasta los 93 años y su pontificado, de 25 años y 150 días, está entre los más largos en la historia de la Iglesia católica.
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Se dice, también, que el papa San Juan XXIII, al ponerse la sotana blanca y darse cuenta de que no le quedaban muy bien dado que era un hombre robusto, expresó, con su característico sentido del humor: “¡Este hombre será un desastre en televisión!”.
El papa Juan Pablo I habría dicho a los cardenales, justo antes de pasar a la Sala de las Lágrimas: “Que Dios los perdone por lo que han hecho a mi respecto”.
Es en esta sala donde el cardenal deja de existir y un nuevo Papa es vestido para dar cara a los miles de feligreses que lo estarán esperando en la Plaza de San Pedro.
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Dominique Mamberti, cardenal protodiacono, será el encargado de proclamar al mundo al nuevo Papa con la siguiente frase en latín: ANNUNTIO VOBIS GAUDIUM MAGNUM: HABEMUS PAPAM!': "Les anuncio con gran alegría: ¡Tenemos papa!".