Dharamshala.- La cúpula del budismo tibetano concluyó este viernes su histórico cónclave de tres días con un acuerdo de unidad y una nueva estrategia de confrontación para defender el plan de sucesión del frente a la injerencia de China.

La reunión, que culminó en vísperas del 90 cumpleaños del líder espiritual, se produjo en su hogar en el exilio, la ciudad india de Dharamshala, y congregó a 115 líderes —incluyendo lamas, tulkus (maestros reencarnados) y representantes de monasterios— que participaron en deliberaciones a puerta cerrada desde el pasado miércoles.

El presidente del gobierno en el exilio, Penpa Tsering, indicó a periodistas que la resolución principal del encuentro es "acatar, apoyar y llevar a cabo" la decisión del dalái lama sobre su plan de sucesión.

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"La resolución de la conferencia es que acataremos lo que Su Santidad ha declarado, lo apoyaremos y lo llevaremos a cabo", afirmó el Sikyong, confirmando que la decisión del dalái lama de que su propia fundación (la Gaden Phodrang Trust), integrada por su círculo de confianza, gestione el proceso es ahora el mandato oficial de todo el liderazgo religioso.

La avanzada edad del líder espiritual añadió un sentido de urgencia a la reunión, en la que estuvieron representadas las cuatro escuelas principales del budismo tibetano (Nyingma, Kagyu, Sakya y Gelug) y la tradición prebudista Bon, proyectando una imagen de cohesión.

En la tradición tibetana, un "lama" es un maestro espiritual respetado, mientras que un "tulku", como el propio dalái lama, es reconocido como la reencarnación de un gran practicante del pasado. Foto: AFP
En la tradición tibetana, un "lama" es un maestro espiritual respetado, mientras que un "tulku", como el propio dalái lama, es reconocido como la reencarnación de un gran practicante del pasado. Foto: AFP

Reencarnación del dalái lama

En la tradición tibetana, un "lama" es un maestro espiritual respetado, mientras que un "tulku", como el propio dalái lama, es reconocido como la reencarnación de un gran practicante del pasado, lo que le otorga una autoridad espiritual excepcional.

El objetivo del cónclave fue, precisamente, blindar este proceso espiritual de la interferencia de China, cuyo gobierno comunista insiste en que tiene la autoridad para nombrar al próximo dalái lama.

Con esta postura unificada, el liderazgo tibetano se prepara ahora para una batalla diplomática que buscará consolidar el apoyo de la comunidad internacional, en un momento que consideran crítico para el futuro de su nación y su fe.

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El anuncio del dalái lama de que la "autoridad exclusiva" para reconocer a su reencarnación corresponde a Gaden Phodrang Trust, la fundación que gestiona su autoridad y su patrimonio, busca proteger el Tíbet de la interferencia del gobierno de China, que en 1950 inició un conflicto al invadir militarmente este territorio.

El Ministerio chino de Exteriores ha dicho que la reencarnación del dalái lama "debe respetar el procedimiento del sorteo de la urna dorada" y las leyes del país, además de asegurar que la sinización de la religión "no supone una restricción a la libertad religiosa".

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