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Es una de las áreas más intensamente fortificadas del mundo, una tierra de nadie que existe como un vestigio de la Guerra Fría. También fue un gran punto de atracción para turistas antes de la pandemia de covid.
Desde Gyeonggi-do, en el oeste, hasta Gangwon-do, en el este, la Zona Desmilitarizada de Corea (ZDC o DMZ) de 258 kilómetros de largo divide la península coreana en dos.
Y en Panmunjom, la llamada “aldea de la tregua”, donde una placa de concreto simboliza esa división, grupos de turistas solían llegar en bandada a diario. Todavía vienen, pero en números más pequeños.
El martes, Travis King, un soldado del ejército de Estados Unidos que estaba siendo devuelto a su país por razones disciplinarias, se unió a un grupo de turistas en Corea del Sur y cruzó la Zona Desmilitarizada hacia el Norte.
Todavía no está claro si el recluta desertó o espera regresar, pero el ejército de Estados Unidos confirmó que cruzó “por voluntad propia y sin autorización”, añadiendo que probablemente fue detenido.
“Cuando estás ahí te das cuenta que son unos pocos centímetros y puedes pasar con facilidad a Corea del Norte como lo hizo el presidente Trump en 2019”, dijo Jean H Lee, exjefa de la oficina coreana de la agencia noticiosa Associated Press, quien ha entrado en la ZDC decenas de veces desde ambas Coreas.
“Así que, de alguna manera, si ya has estado allí, también reconoces lo tentador que es”.
Señala, sin embargo, que en realidad los tours a la ZDC operan con una serie de reglas muy estrictas.
Los visitantes pueden tomar fotos, pero deben caminar y parar donde se les indica, y no pueden saludar con la mano ni hacer otro tipo de gestos inapropiados.
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Legalmente pueden pisar al otro lado de la línea de demarcación de la ZDC, pero únicamente cuando se encuentran dentro de las cabañas de techo azul de la Comisión del Armisticio Militar, donde se negoció el cese el fuego en 1953.
Antes de la pandemia, los tours se realizaban bajo un intenso escrutinio militar, con los soldados de Corea del Sur plantados en posición de taekwondo -piernas separadas y brazos atentos- y las tropas de Corea del Norte observando con ojos atentos, así como el Comando de las Naciones Unidas (UNC, por sus siglas en inglés) patrullando activamente la zona.
Hoy en día, el Norte ya no está visible en la frontera y como resultado, el Sur tampoco monta patrullas, así que no se ven soldados en ninguno de los lados. Las giras van acompañadas por el UNC.
Las tensiones en la ZDC quedaron completamente expuestas en noviembre de 2017, cuando un soldado norcoreano recibió varios disparos de su propio ejército cuando desertaba a Corea del Sur.
Las acciones del soldado King ocurrieron a casi una semana del 70º aniversario del armisticio que puso término a las hostilidades del conflicto de 1950-53, aunque no fue un fin formal de la guerra.
Cuando está en la ZDC “te das cuenta de que aunque Corea del Norte está tan lejos de nosotros psicológica, económica, política, ideológicamente… físicamente están ahí no más”, explicó Lee, una coreana-estadounidense de Minneapolis.
“Es una experiencia muy conmovedora”.
Esa sensación surrealista permanece con Rowan Beard, un australiano que ha guiado tours al sitio desde 2008 en nombre de la empresa Young Pioneer Tours (YPT).
La compañía turística se promueve como “la primera agencia de viajes de la RPDC (República Popular Democrática de Corea)” y manejó más de 1.000 clientes anuales antes de la pandemia.
YPT afirma ofrecer la mayor selección de programas turísticos a Corea del Norte de todas las empresas, y la mayoría de los pedidos son para visitar la ZDC y la capital norcoreana de Pyongyang.
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“La mayoría de los turistas sienten que, si no visitan la ZDC, su viaje a Corea del Norte no es completo”, comentó Beard.
Los viajes de día desde el Norte empiezan en Pyongyang, a unas dos horas y media en automóvil de Kaesong, la ciudad adyacente a la ZDC. Desde el Sur, empiezan en Seúl, a menos de media hora.
Los turistas visitan el área de seguridad conjunta (JSA, por sus siglas en inglés), aprenden sobre la zona y su historia a través de informes y artefactos, y pueden ver ambos lados desde varios puestos de observación. Algunos tours también incluyen la entrada en los túneles de infiltración excavados por los norcoreanos.
Mark Edward Harris ha visto ambas Coreas desde los dos puntos de entrada varias veces en su carrera como fotógrafo turístico y documental.
“Para la mayoría de la gente, casi todos de hecho, el único vistazo que tendrán de este muy hermético país es desde los puntos a lo largo de la ZDC”, señaló.
“Para quienquiera que esté interesado en la historia, de cierta manera es el punto turístico definitivo”.
Aun así, “suceden cosas” en la ZDC, dijo Harris, mencionando un incidente en 1976 de un asesinato con un hacha en Panmunjom, cuando los surcoreanos y estadounidenses estaban podando un álamo en el JSA y fueron atacados por guardias norcoreanos.
El incidente resultó en el brutal asesinato de dos soldados estadounidenses y aumentó más las tensiones.
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Para Harris, la ZDC representa la “guerra propagandista” que se libra entre el Norte y el Sur.
“En realidad, ambas partes hacen una buena labor contando su propio punto de vista de esta compleja historia”, indicó Harris.
“La principal diferencia es, cuando vienes desde le Norte, sientes como si la guerra todavía continuara. Cuando vienes del Sur, sientes como si estuvieras echando una breve mirada a la historia antigua”.
mcc