Washington
.- Las autoridades de Estados Unidos siguen hablando de situación “difícil” y de un “desafío” para referirse a lo que está sucediendo en la frontera con México . Sea como sea, el reto al que se enfrentan cada vez es más complejo, con un ritmo de llegadas de inmigrantes nunca antes visto: el pasado marzo fue el mes en el que las autoridades de Estados Unidos se toparon con más inmigrantes indocumentados de las dos últimas décadas.
La gran mayoría son inmigrantes de origen mexicano (62 mil 325), seguidos por los hondureños (41 mil 677), guatemaltecos (33 mil 866) y salvadoreños (9 mil 391).
Hace casi un mes, el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, ya advertía que las autoridades de Estados Unidos “iban en camino de encontrarse con más individuos en la frontera suroeste que nunca antes en los últimos 20 años”. Y acertó.
El gobierno de Joe Biden publicó hoy las cifras correspondientes al mes pasado: en total 172 mil 331, entre aquellos detenidos por la patrulla fronteriza (más de 168 mil) y los considerados inadmisibles tras presentarse en puertos de entrada (poco más de 4 mil), unos números que no se veían desde 2001. O, lo que es lo mismo: un 71% más que en febrero de este año.
Tanto Mayorkas como todo el gobierno se dan premura en recordar siempre que se puede que el aumento de las llegadas de inmigrantes es una tendencia que va de subida desde abril de 2020. “Hemos experimentado un incremento de los encuentros y detenciones en los últimos meses que han presentado retos significativos en cuanto a detención y expulsión”, reconocía ayer una alta funcionaria de la administración Biden, que prefirió mantenerse en el anonimato, y que presentó las cifras por adelantado a un grupo de periodistas.
Las expulsiones exprés, amparadas en una cláusula especial por la pandemia de coronavirus (el denominado título 42), se están acelerando: se deportó a 103 mil 900 individuos en marzo, un 70% más que el mes anterior (72 mil 113), de los cuales un 28% eran reincidentes.
Sin embargo, lo que más ha despertado las alertas de esta llegada de inmigrantes, es la alta cifra de menores no acompañados que aparecen en territorio estadounidense y que el gobierno Biden se niega a deportar -como sí hace con el resto de grupos migrantes, ya sean adultos que llegan en solitario, que siguen siendo la mayoría de los migrantes, o grupos familiares-.
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En el mes de marzo, la cifra de menores no acompañados provenientes de Centroamérica que terminaron bajo la custodia de las autoridades estadounidenses escaló hasta los 18 mil 890, más del doble que el mes anterior, lo que representa un reto mayúsculo para un país sin la infraestructura preparada para este tipo de llegadas y que intenta recomponerla a marchas forzadas y con urgencia.
Según dijeron las fuentes anónimas de la administración Biden, se está mejorando y mucho la velocidad en la que los menores abandonan instalaciones de la patrulla fronteriza y pasan bajo custodia de la oficina de refugiados o la secretaría de salud, antes de ser entregados a familiares o tutores legales. Un proceso que, según dijeron, tiene un éxito en el 90% de los casos, lo que significa que los menores, finalmente y tras su proceso por la burocracia estadounidense, terminan reuniéndose con familiares.
“Nos movemos en la dirección correcta, pero todavía tenemos mucho trabajo por delante”, reconocen las autoridades, especialmente en la aceleración de los procesos para asegurarse que los menores se encuentren con familiares que ya están dentro de EU . Entre las acciones que se están llevando a cabo, está el pago y gestión de vuelos para los patrocinadores de estos niños incluso antes de que se apruebe el traspaso de custodia, para que no se demore la reunificación por temas de logística.
Asimismo, se están redoblando esfuerzos para dar confianza a las familias de estos niños de que no se va a tomar ninguna represalia de carácter migratorio ni habrá consecuencias por el hecho de reclamar la custodia de un menor. Actualmente EU dispone de unas 13 mil camas de albergue para menores no acompañados que llegan a su territorio, según las autoridades, en campamentos temporales construidos de urgencia en las últimas semanas.
“Ahora mismo no es una cuestión de capacidad de albergue, sino de qué tan rápido podemos mover a los menores fuera de nuestra custodia, que es lo que realmente nos importa”, señaló la fuente gubernamental.
Según datos al 6 de abril, más de 20 mil menores están bajo custodia de algún ente del gobierno de Estados Unidos , incluidos más de 4 mil 200 en instalaciones gestionadas por la patrulla fronteriza, donde legalmente no deberían estar más de 72 horas, un plazo que pocas veces se cumple.
Por otra parte, documentos oficiales confirmaron que en las últimas semanas el gobierno solo ha podido contactar con los padres de 61 menores separados por la aplicación de la política de “tolerancia cero” de la administración Trump; todavía quedan más de 400 por contactar, de los cuales la gran mayoría fueron deportados a sus países de origen en Centroamérica.
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Otro punto que requiere un esfuerzo extra de las autoridades es la gestión de la expulsión de algunas entidades familiares, especialmente aquellas que llegan con menores de seis años. México tiene limitaciones para aceptar muchas de ellas, especialmente en el estado de Tamaulipas, lo que pone más barreras a las fuerzas fronterizas estadounidenses. “Estamos haciendo lo mejor que podemos para expulsar bajo la autoridad del título 42, donde podemos y donde la parte mexicana tiene capacidad (para aceptarlos)”, añadieron las fuentes.
Coincidiendo con la publicación de estas cifras, este jueves Mayorkas viaja a El Paso y a McAllen (Texas), dos de los puntos más calientes del asunto migratorio, para reunirse con organizaciones no gubernamentales y otras asociaciones, así como jefes policiales, agentes fronterizos y otras autoridades, en un viaje (el tercero en lo que lleva en el cargo) que será de carácter privado y no tendrá acceso público.
agv/hm