San José.- El gobierno de Nicaragua anunció que una delegación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) llegará este jueves a Managua para observar la situación general nicaragüense , sacudida por los hechos de violencia política que estallaron desde el pasado 18 de abril en contra del gobierno del presidente, Daniel Ortega, y de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.

La visita se registrará en medio de la controversia que estalló por la muerte anoche del cineasta y documentalista guatemalteco Eduardo Jessi Spiegler Szejmer en Managua, durante los disturbios antigubernamentales.

El comunicador pereció luego de que ayer en la mañana se instaló un diálogo, con mediación de la jerarquía católica nicaragüense, entre el gobierno de Ortega, y estudiantes, empresarios, obreros y otros sectores de la sociedad civil de Nicaragua que conforman el movimiento de repudio a la pareja presidencial. Los opositores pidieron la salida del poder de Ortega y de Murillo.

El19, un medio digital oficialista, culpó al movimiento de la muerte del guatemalteco y aseguró que pereció por “la actitud irresponsable de los grupos vandálicos”.

“Esto demuestra lo peligroso de la actitud irracional de estas personas y sobre todo de los autores intelectuales, que manipulan a estos grupos de la derecha, que no miden consecuencia”, agregó.

El opositor periódico La Prensa, el principal de Nicaragua, reportó que Spiegler, residente en ese país desde hace varios años, murió aplastado por una de las numerosas estructuras metálicas en forma de árbol que son parte de la decoración de Managua y son conocidas como “Árbol de la Vida” o “arbolata”.

“La ‘arbolata’ fue derribada por pobladores. Una vez que la estructura metálica estaba en el piso, los pobladores se subieron a saltar encima sin percatarse que la persona estaba debajo”, relató el rotativo.

No obstante, El19 informó que “durante la transmisión que realizaron vía Facebook estos trasnochados sujetos, se ve claramente cuando el ‘Árbol de la Vida’ le cae a este ciudadano, que a pesar que corre despavorido no logra escapar de la violenta caída”.

En un comunicado, la familia de Spiegler Szejmer aseguró que su pariente murió por causas accidentales.

“Eduardo estaba realizando labor profesional de cobertura de las movilizaciones que en las últimas semanas han conmovido a nuestra nación”, por lo que se desplazó a una zona de Managua para registrar las protestas “desde su compromiso con la causa de la justicia y la libertad de los pueblos del mundo”, describió.

“Los dolorosos sucesos que nos han dejado sin su amada presencia son resultado de un accidente del que no puede culparse a nadie, pues nadie hubiera querido que ocurriera semejante tragedia, razón por la que rogamos que no sea manipulado bajo ninguna forma”, agregó.

Los miembros del movimiento de protesta, entre tanto, también lamentaron el fallecimiento del guatemalteco. “Nos sentimos profundamente afectados por el accidente que ha causado la pérdida humana de nuestro hermano Eduardo Spiegler. Expresamos nuestro más sentido pésame a la familia; Nicaragua entera nos sumamos a su dolor”, precisaron en un comunicado.

La crisis surgió por el repudio a una reforma de la seguridad social que Ortega aprobó y luego derogó al enfrentarse al masivo rechazo popular pero las protestas continuaron, pese a la intensa represión, y exigieron la renuncia de la pareja gobernante y una real democratización en Nicaragua.

El gobierno de Ortega atribuyó la crisis a una maniobra de desestabilización p0lítica de Estados Unidos en alianza con fuerzas derechistas de la oposición nicaragüense. Washington y los opositores rechazaron los cargos.

Las protestas dejaron un saldo que, según organismos nicaragüenses no estatales de derechos humanos, es de unos 70 muertos y decenas de heridos. El gobierno solo reconoció 12 muertos por los violentos choques de los opositores con fuerzas policiales y paramilitares oficialistas.

En la primera ronda del diálogo, el movimiento opositor exigió a Ortega el cese inmediato de la represión. Los jerarcas católicos demandaron el fin de los actos represivos y la disolución de las bandas paramilitares que, de acuerdo con los opositores, pertenecen a la juventud del gobernante y ex guerrillero Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

El diálogo proseguirá mañana.

Visita de CIDH. En este contexto de prolongada convulsión, la CIDH, una instancia autónoma de la Organización de Estados Americanos (OEA) con sede en Washington y una de las más importantes instituciones del aparato continental de protección de los derechos humanos, arribará hoy a Managua.

La información fue reconfirmada por el canciller de Nicaragua, Denis Moncada, al detallar que la comitiva permanecerá en el país del 17 al 23 de mayo.

Los 11 integrantes de la misión arribarán por separado, según los reportes oficiales.

La CIDH, asimismo, anunció el pasado lunes que durante la visita a Nicaragua “sostendrá reuniones con autoridades del Estado, representantes de la sociedad civil y otros actores relevantes, a fin de poder tener un diagnóstico completo y adecuado de la situación de derechos humanos en el país”.

Tras el estallido de los disturbios callejeros, el gobierno rechazó inicialmente la petición de la propia CIDH, de la jerarquía católica y de otros sectores de permitir el ingreso de una representación de esa instancia de la OEA. No obstante, y acorralado por la creciente presión interna, Ortega y Murillo debieron aceptar, el pasado lunes, la visita de la delegación.

La Conferencia Episcopal de Nicaragua condicionó la semana pasada el inicio del diálogo a que el gobierno aceptara la visita de la CIDH.

La Comisión activó el pasado 3 de mayo una Sala de Coordinación y Respuesta Oportuna e Integrada (SCROI) para Nicaragua, que comenzó a atender casos graves y de atención especial y a recibir informes de grupos de la sociedad civil, entidades estatales, académicas, medios de prensa, organismos internacionales y autoridades gubernamentales.

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