Bruselas.— El uso de la bicicleta ocupa un lugar cada vez más relevante en la vida cotidiana de los habitantes de los países miembros de la Unión Europea (UE).
Tan sólo en Utrecht, localizada al sur de Ámsterdam, Holanda, 125 mil personas, de las 360 mil que habitan la ciudad de ambiente universitario, se desplazan todos los días usando este medio de transporte.
A pesar de su importante repercusión en la productividad, la movilidad, el medio ambiente, la economía y el turismo, el ecosistema del ciclismo europeo carece de un marco regulador común a 75 años de haber iniciado el proceso de integración comunitaria.
Lee también: Los huesos de Lucy saldrán de Etiopía para ir Europa; será la primera vez que el fósil visite el continente
Las políticas sobre el uso de la bicicleta continúan siendo competencia de los Estados miembros, quienes son responsables de establecer los marcos normativos generales para el uso del vehículo de dos ruedas, mientras que las medidas más específicas se redactan principalmente a nivel local o regional, sobre todo en las ciudades.
La intervención a nivel de la UE se ha centrado principalmente en fomentar el uso de la bicicleta, fortalecer la industria, ampliar las redes de circulación y en promover las mejores prácticas, haciendo énfasis en el ahorro energético y la seguridad.
En la Unión Europea aproximadamente un millón 291 personas sufren lesiones cada año en accidentes viales, de las cuales 141 mil son casos graves; en 19% de los incidentes hay motocicletas involucradas, mientras que en 25%, bicicletas, de acuerdo con el Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte, (ETSC, por sus siglas en inglés).
Lee también: Trump anuncia arancel de 30% a México y a la UE; envía carta a Sheinbaum
En cuanto a los incidentes fatales, las cifras no han dejado de aumentar desde 2010; se calcula que en 2022 unos 2 mil ciclistas perdieron la vida en el asfalto, lo que significa que una de cada 10 víctimas mortales registradas en el tráfico va en bicicleta.
Las colisiones mortales implican principalmente a vehículos de motor, alrededor de 70% del total. Un estudio elaborado por un consorcio de instituciones especializadas a petición de la Comisión Europea, sostiene que las colisiones entre ciclistas y vehículos de motor suelen producirse en los puntos de encuentro, por ejemplo, en tramos viales sin rutas exclusivas para la bicicleta, en las intersecciones y en los cruces.
Cuando no hay coches de por medio, los accidentes están relacionados a infraestructura inadecuada, obstáculos fijos en el pavimento o la presencia de agua. Asimismo, influye el comportamiento del usuario, como saltarse semáforos en rojo, usar el teléfono celular o conducir bajo los efectos del alcohol.
Un estudio realizado en 20 países europeos en 2020 reveló que 22% de los hombres y 11% de las mujeres ciclistas montó una bicicleta bajo los efectos del alcohol al menos una vez en el último mes.
Algunas medidas
A pesar de carecer de una estrategia coordinada, los europeos han venido adoptando ciertas medidas para crear orden en el hábitat vial y prevenir colisiones.
La medida más relevante es la construcción de carriles de bici separados y dotados de buena infraestructura, es decir, con alineación visualmente clara, suficientemente anchos y con superficie uniforme, antideslizante, sin grietas, ni basura.
Algunas entidades han optado por aislar vehículos pesados de las zonas donde transitan los ciclistas y reducir la velocidad de los vehículos en las intersecciones; ésta última medida ha permitido en Holanda reducir en 2.5% las fatalidades.
Lee también: Unión Europea anuncia acuerdo con Israel sobre ayuda humanitaria en Gaza; no habrá expulsiones, dice ministro israelí
Igual de relevante es la educación vial, aplicada en los colegios de los países del Benelux y nórdicos a edades muy tempranas.
Los programas suelen centrarse en mejorar los conocimientos sobre el comportamiento en la vía pública, así como las capacidades del usuario. Otro elemento crucial es la aplicación de la normativa centrada en el conductor y el ciclista, para evitar comportamientos inseguros. En Países Bajos los ciclistas están obligados a respetar un largo listado de normas, alrededor de 40, y aquellos que las incumplen corren el riesgo de ver penalizado su bolsillo.
Hay multas por falta de mantenimiento: 45 euros (983 pesos) por no llevar reflectores en los pedales, 75 euros (mil 639 pesos) por luces rotas y 120 euros (2 mil 622 pesos) si el volante no funciona correctamente. Las infracciones relacionadas al comportamiento van de los 45 euros por entrar a zona prohibida y 120 euros por rebasar por la derecha, hasta los 180 euros (3 mil 933 pesos) por no ceder el paso al peatón en cruce de cebra y 200 euros (4 mil 370 pesos) por invadir una vía rápida o conducir bajo los efectos del alcohol.
Además de las multas establecidas a nivel nacional, hay lineamientos a nivel local.
Lee también: Aranceles de Trump: Autos, vino, cosméticos y productos de lujo, algunos de los más amenazados por las tarifas de EU
En Ámsterdam, por ejemplo, está prohibido circular por determinados tramos viales con las llamadas groepsfiets, bicicletas pedaleadas en grupo y que en ocasiones se usan en fiestas como bares móviles. La multa es de 230 euros (5 mil 25 pesos). Normas disciplinarias similares se aplican también a los usuarios de las motocicletas, un medio que facilita los desplazamientos en ciudades densamente pobladas, pero que en 2021 fue causa de la muerte de 3 mil 891 personas.
Entre las medidas diseñadas para reducir los riesgos está la de llevar encendida durante el día la luz de cruce o de corto alcance, regla obligatoria en varios Estados miembros de la UE, como Austria, Alemania, Bélgica, Francia, España y Portugal. A diferencia de la bicicleta, en todos los socios comunitarios es obligatorio el uso del casco.
Aproximadamente 80% de los motoristas que mueren en las carreteras europeas sufrieron impactos en la cabeza y, en la mitad de los casos, la lesión craneal fue la más grave. La ropa de protección se ha venido perfeccionando, existe una norma europea para chaquetas, pantalones y conjuntos combinados. Para conducir un ciclomotor o moped, en Europa se necesita contar con el permiso correspondiente. La legislación europea fija la edad mínima para obtener la licencia en 16 años, pero Malta y Dinamarca la aumentaron hasta los 18 años, mientras que siete países la bajaron a hasta los 14 años, como Portugal, Italia y Francia.
Lee también: Aranceles de Trump: Aparte de México y Canadá, ¿qué países han recibido las cartas de EU?
En un comunicado divulgado con relación a la edad mínima para conducir una motoneta, Jenny Carson, experta de ETSC, aseguró que en los últimos años se ha prestado menos atención a la seguridad vial de los motoristas.
“Pero hay varias medidas inteligentes y sencillas que pueden adoptarse para reducir el inaceptable número de muertes que se producen cada año. Algunas son obvias, como no permitir que los niños de 14 años conduzcan motocicletas. Otras requieren un poco de innovación, como garantizar que los motoristas puedan ser sancionados por superar el límite de velocidad como cualquier otro usuario de la carretera”, sostuvo Carson.
A últimas fechas, las autoridades están poniendo atención en los repartidores de comida en motocicletas, quienes trabajan bajo la presión del tiempo y en ambientes de distracción por el uso de aplicaciones móviles.
Lee también: Unión Europea abre nueva investigación a TikTok; es por la transferencia de datos personales a China
En Holanda, las reglas para los usuarios de vehículos a motor en dos ruedas son claras: tener más de 18 años, contar con licencia de conducción de motocicletas, llevar casco homologado, tener un seguro de responsabilidad civil y permiso de circulación.
La unidad debe llevar placas, tener número de identificación, espejo retrovisor, luces que funcionen correctamente, y reflectores rojos o blancos y amarillos. El arsenal normativo diseñado en el país naranja para evitar la anarquía entre los motociclistas es extenso. Por ejemplo, no usar el indicador de dirección cuando sea necesario se penaliza con 100 euros, causar ruido innecesario o rebasar por la derecha, 250 euros, respectivamente; llamar con teléfono en mano, 350 euros; no contar con seguro, 650 euros y dar clases de conducir sin certificado, 750 euros (más de 16 mil pesos).