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Por: Eduardo Tzili Apango*
El nuevo documento de políticas de China hacia América Latina y el Caribe (ALC), publicado en 2025, marca una actualización sustantiva y una mayor institucionalización de la relación entre ambas partes. En un contexto de transformaciones aceleradas del orden internacional y de creciente protagonismo del Sur Global, el texto concibe los vínculos China-ALC como una asociación madura, multidimensional y orientada al largo plazo, articulada en torno a la idea de una comunidad con un futuro compartido.
La política de 2025 refuerza el carácter programático de la cooperación al vincular explícitamente la relación China-ALC con las principales iniciativas globales impulsadas por Pekín en materia de desarrollo, seguridad, civilización y gobernanza. En el ámbito económico, se priorizan la diversificación comercial, la cooperación de alta calidad en la Franja y la Ruta, la integración financiera y la conectividad de las cadenas productivas, al tiempo que se rechazan el proteccionismo, el unilateralismo y las estrategias de “desacoplamiento”.
Los resultados de este enfoque ya son visibles. China se ha consolidado como un socio comercial clave para Sudamérica, combinando comercio, inversión en infraestructura y financiamiento productivo. En el Caribe destacan los proyectos de energía renovable impulsados con apoyo chino que contribuyen a reducir la dependencia de combustibles fósiles y a fortalecer la seguridad energética de economías insulares.
México ocupa un lugar particular dentro de este entramado. Aunque no existe un tratado comercial bilateral, China es uno de sus principales socios comerciales. Inversiones recientes en manufactura, logística y comercio electrónico muestran el potencial de una cooperación orientada a la integración productiva. En contraste, el reciente aumento de aranceles aprobado por el Senado mexicano introduce tensiones que parecen ir a contracorriente de las tendencias globales de interdependencia y reconfiguración de cadenas de suministro.
En conjunto, China parece apostar por América Latina y el Caribe, cuya relación adquiere una relevancia estratégica para el Sur Global, al ampliar opciones de desarrollo, diversificar la gobernanza económica internacional y apuntalar una globalización más inclusiva en la era contemporánea.
*Profesor-investigador del Área de Política Internacional de la UAM-Xochimilco, integrante del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales, y especialista en geopolítica
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as/bmc
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