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Santiago de Chile.— Ocho personas han muerto quemadas en Chile, donde aumentó a ocho el número de sus grandes ciudades bajo estado de emergencia —lo que restringe las libertades de reunión y movilización tras protestas estudiantiles masivas que iniciaron por el alza de tarifas en el Metro y derivaron en un estallido social y actos vandálicos.
“Hago un llamado a la unidad en estos momentos difíciles: unidad contra la violencia, el vandalismo y la delincuencia, a la unidad por nuestra democracia y por nuestro Estado de derecho, y a cuidar nuestro país, a cuidar todo aquello que con tanto esfuerzo hemos construido”, dijo el presidente de Chile, Sebastián Piñera. El mandatario se reunió ayer con los titulares del Senado, Jaime Quintana, y de la Cámara de Diputado, Iván Flores; y el titular de la Corte Suprema, Haroldo Brito.
Piñera comentó que la reunión se hizo para encontrar “la manera de coordinar y colaborar para acelerar la solución de los problemas que afectan y en algunos casos angustian” a los ciudadanos, en pos de calmar los ánimos de una sociedad enfurecida por la carestía y las inequidades que sufren. En ese sentido, dijo que envió al Congreso un proyecto para suspender el incremento de las tarifas del Metro, alza que actuó de punta de lanza de los disturbios y que Piñera reviró el sábado. La Cámara de Diputados ya aprobó el proyecto y hoy será visto en el Senado.
Cinco personas murieron la tarde del domingo en el incendio de una fábrica de ropa en la comuna de Renca, en el norte de Santiago, que ardió en medio de los saqueos que se extendieron a casi todas las comunas del país, afectando especialmente a supermercados y tiendas comerciales. “Lamentablemente se han encontrado cinco cuerpos en el interior de la fábrica producto de este incendio”, relató a medios el comandante del Cuerpo de Bomberos de Santiago, Diego Velásquez. De esta forma, suman al menos ocho los fallecidos en estas revueltas sociales sin precedentes desde el retorno a la democracia en Chile, en 1990.
El vandalismo se tradujo ayer en más de 70 “eventos graves”, entre ellos más de 40 saqueos pese a la vigencia del estado de emergencia y a la presencia de 10 mil 500 militares y policías en Santiago, afirmó el ministro del Interior, Andrés Chadwick, quien anunció que la situación de emergencia se extendió a otras dos ciudades, con lo que ya suman ocho, y que se tramita implantarlo en otras cuatro. Afirmó que la escalada de violencia “sin duda es organizada para causar grave daño a nuestro país”, sin identificar a los supuestos instigadores.
Ante la virulencia de las manifestaciones y robos al comercio, las autoridades decretaron por segundo día un toque de queda, y adelantaron el inicio de la medida para las 19:00 locales. “Estén en calma y todos en sus casas”, instó al anunciar la medida el general Javier Iturriaga, jefe militar a cargo de la seguridad. Pero las calles de Santiago estaban convertidas en tierra de nadie y los saqueos continuaron durante el día.
Encapuchados se enfrentaron con efectivos de la policía en la céntrica Plaza Italia de Santiago. “El pueblo unido jamás será vencido”, gritaban a coro los manifestantes, rememorando una consigna que se hizo popular durante las protestas contra la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Cientos de vuelos fueron cancelados y reprogramados en el aeropuerto de Santiago, donde se informó que los colegios estarán cerrados hoy. Los estudiantes llamaron para hoy a nuevas movilizaciones.
Gran parte del Metro de Santiago permanecerá cerrado hoy por daños en 78 de sus estaciones y vagones, en destrozos valuados en más de 300 millones de dólares.
Piñera defendió la decisión de declarar el estado de emergencia, otorgando el control de la seguridad al Ejército, para tratar de aplacar las revueltas porque “la democracia tiene el derecho y tiene la obligación de defenderse usando todos los instrumentos que entrega la propia democracia y el Estado de derecho para combatir a aquellos que quieren destruirla”.
La fiscalía informó de mil 462 detenidos en todo el país, 614 de ellos en Santiago.