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París.— Los chalecos amarillos participaron ayer en un decimoséptimo fin de semana de protestas, con la voluntad de convertirlo en el “acto definitivo” mediante una llamada a la convergencia de luchas, como la urgencia social y el feminismo, aunque la división mostró la erosión del movimiento.
Pese a mostrar un ligero repunte de la participación a media jornada con respecto al sábado anterior, al final del día el Ministerio del Interior cifró los manifestantes en toda Francia en 28 mil 600, de los que unos 3 mil se concentraron en París, el recuento más bajo desde el inicio de las protestas el pasado noviembre.
Ante el inminente fin del Gran Debate Nacional, encuentros entre administraciones y ciudadanos organizados por el gobierno en respuesta al descontento social, los integrantes querían convertir este fin de semana en el “acto definitivo”, no tanto por ser el último, sino por renovar la energía de la protesta. La voluntad inicial era ocupar los alrededores de la Torre Eiffel durante tres días, pero los primeros intentos el viernes por la noche cayeron pronto en saco roto ante el desalojo por parte de los agentes de policía.
El movimiento buscaba además evolucionar con una marcha que debía servir para mostrar músculo y unir varias voces: las mujeres debían tener más visibilidad, un día después del Día de la Mujer, pero también denunciar la urgencia social, según defendía una de las líderes, Priscillia Ludovsky Ludovsky, una de las que movilizó inicialmente a la población cuando el gobierno anunció el pasado octubre un aumento de los impuestos al carburante, alertó también de la urgencia climática.
“Fin del mundo y fin de mes, mismo combate”, repitió junto a un grupo de manifestantes que abogan por una evolución de las denuncias.
En la capital, la manifestación arrancó a primera hora de la mañana en la avenida de los Campos Elíseos y a los chalecos amarillos se les sumaron los sindicatos, con chalecos rojos, y trabajadores de guarderías, en chalecos rosas, junto a mujeres vestidas del mismo color que pedían igualdad en esta jornada. Una presencia que fue más bien simbólica.
Sin embargo, de camino al jardín de Luxemburgo, que debía ser el punto final, el conjunto se fraccionó. Horas más tarde, los antidisturbios intervenían en la famosa avenida parisina para dispersar a los manifestantes que habían bloqueado la calle, provocando los primeros enfrentamientos del día que se saldaron con 19 detenciones, informó la prefectura de París.