"Me atrevería a decir que es una gran batalla entre el bien y el mal". Los independentistas catalanes viven entre la euforia y la angustia, y el tono mesiánico crece a medida que se acercan los momentos decisivos.

Antoni Castellà, diputado de la coalición gobernante en Cataluña Junts Pel Sí , veterano de la lucha independentista, no dudó en emplear ese tono ante los militantes de la Asamblea Nacional Catalana ( ANC ).

"El mundo nos está mirando" dijo Castellá ante unos 250 miembros de la ANC.

Su máximo dirigente, Jordi Sánchez, está en la cárcel en Madrid, a la espera de juicio, acusado de sedición.

"Es una batalla entre democracia y totalitarismo. Me atrevería a decir que una gran batalla entre el bien y el mal" dice Castellà ante los militantes. Nadie pestañea, en el auditorio reina un silencio cargado de emoción.

A las puertas del Orfeó Gracienc, en pleno corazón de Barcelona , donde se celebró la reunión de la ANC en la noche del martes, había otras 200 personas esperando para entrar. La organización tuvo que crear dos turnos para dar acogida a todos.

Abundan las personas de la tercera edad, catalanistas y veteranos de luchas de barrio.

La reunión está convocada para preparar "la resistencia civil" y abiertamente se habla de ir a las puertas del parlamento catalán, a partir de este jueves, cuando se abre un pleno especial.

Son días cargados de simbolismo: en Madrid el Senado abre el debate sobre el artículo 155 de la Constitución, que permite suspender una autonomía regional . En Barcelona, los diputados catalanes están convocados con el mismo motivo.

El viernes podría haber un voto casi simultáneo en ambas cámaras. Uno para suspender la autonomía catalana, otro, en Barcelona , para dejarla atrás y proclamar la independencia.

En el ojo del huracán, el presidente catalán, Carles Puigdemont , que en sus manos tiene la posibilidad de convocar elecciones regionales para rebajar la tensión.

El artículo 155 es una medida inédita en la historia reciente de España, un terremoto para Cataluña, que recuperó su autogobierno junto al regreso de la democracia al país.

Pero para los congregados en el Orfeó Gracienc, una institución coral, de barrio, fundada en 1904, nada de eso cuenta ya.

Ahora de lo que se trata es de ir hacia adelante, al precio que sea.

Puigdemont declaró pero dejó en suspenso el pasado 10 de octubre esa ansiada independencia.

Castellà, en su discurso ante la audiencia, no menciona en absoluto esa posibilidad de elecciones.

"¿Qué gran fuerza hemos tenido hasta ahora como catalanes? Pues las movilizaciones cívicas y pacíficas" declaró Castellà a la AFP.

"Hemos de estar dispuestos, digásmolo así, con las agendas libres, para estar una vez más al lado de las instituciones y defenderlas" añade.

"UNA IMAGEN VALE MÁS QUE MIL MANIFESTANTES"

La movilización es también palpable en una asamblea convocada casi a la misma hora en otro extremo de la ciudad, en el popular barrio de Sant Andreu.

La formación de extrema izquierda CUP (Candidaturas de Unidad Popular) reunió a unas 60 personas, tras un encuentro a puerta cerrada con sus activistas, para preparar las "medidas".

La CUP, así como la ANC, organizan decenas de esas reuniones por toda Cataluña.

"En estos próximos tres días habrá convocatorias delante del parlamento. Hay que sumarse a cualquier movilización que exista desde mañana mismo" dice en la reunión Eulàlia Reguant, exdiputada de la CUP.

Este mismo miércoles está convocada una marcha hacia la sede de la Generalitat.

Sindicatos estudiantes prevén una huelga el jueves.

En las redes sociales también circulan propuestas antiindependentistas para el pleno del parlamento catalán.

La única manifestación convocada hasta ahora oficialmente por los antiindependentistas es para el domingo, de la mano de Sociedad Civil Catalana.

"Una imagen vale más que mil manifestantes" explica un decálogo de resistencia civil que circula por las redes sociales. Hay que filmar cualquier tipo de violencia y difundirla.

"En caso de agresión hay que mantenerse firmes y en silencio. Hay que aguantar los golpes, dando la espalda y protegiéndose cara y cabeza con los brazos" añade el texto.

El decálogo ha sido distribuido por En peu de Pau (En pie de paz), oficialmente una iniciativa creada por bomberos, campesinos, estudiantes, que se esfuerza en presentar la imagen pacifista de este torbellino político.

"Difícil de controlar la rabia y la cólera (...) Estamos conteniendo a la gente" aseguró Marc Ferran, bombero voluntario, a la AFP, tras una reunión de En peu de Pau en un local indeterminado de Barcelona.

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