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La mañana de este 16 de agosto de 2025 en Bogotá, Colombia se reportó la captura de un hombre que, disfrazado de guía turístico, había hecho de la hospitalidad un anzuelo para el delito. Se trata de Marco Antonio Modesti Cañizalez, señalado por las autoridades colombianas de haber urdido un plan que combinaba redes sociales, recorridos culturales y tragos contaminados con medicamentos veterinarios, todo para dejar inconscientes a viajeros extranjeros y despojarlos de sus pertenencias.
El modus operandi era calculado. Modesti se presentaba como un anfitrión local dispuesto a mostrar la riqueza cultural, gastronómica y de entretenimiento de la ciudad. Los extranjeros —italianos, tailandeses, norteamericanos, israelitas y alemanes— confiaban en él y aceptaban sus invitaciones para recorrer calles, restaurantes y bares. Sin embargo, el verdadero destino de esas caminatas no eran los sitios turísticos, sino los hoteles donde se hospedaban las víctimas.

Allí, en el remate de cada recorrido, el falso guía persuadía a los viajeros de compartir una bebida. Lo que parecía un gesto de hospitalidad escondía la trampa: los vasos contenían sustancias tóxicas que dejaban a los visitantes en estado de indefensión. Una vez inconscientes, Modesti aprovechaba para despojarlos de dinero, objetos de valor y hasta realizar transferencias bancarias.
Las denuncias y el material probatorio recopilado por las autoridades revelaron que los robos superaron los 114 millones de pesos colombianos. Se trataba de un patrón repetitivo: confianza, recorrido, hotel, bebida y robo. Un guión delictivo que terminó por quebrar la ilusión de varios viajeros que llegaron a Bogotá en busca de cultura y terminaron siendo víctimas de un depredador urbano.
La Fiscalía General de la Nación de Colombia le imputó el delito de robo calificado y agravado. En audiencia, Modesti no aceptó los cargos, pero la contundencia de los testimonios y las pruebas obligó a imponerle medida de aseguramiento en establecimiento carcelario.
El caso ha encendido alertas sobre los riesgos que enfrentan los turistas y la necesidad de verificar siempre la legalidad de los guías contratados. Las autoridades colombianas insisten en que los visitantes deben apoyarse en servicios oficiales para evitar caer en trampas que ponen en riesgo no solo sus pertenencias, sino su integridad física.
es/bmc