Bruselas.— El proyecto en el que han trabajado durante años los más prominentes impulsores del Brexit, como los conservadores Jacob Rees-Mogg y Bill Cash, el de un rompimiento radical de los lazos entre Gran Bretaña y la Unión Europea, quedó prácticamente sepultado ayer en el Palacio de Westminster.

La Cámara de los Comunes rechazó la idea de un Brexit “duro”, es decir, la posibilidad de que Reino Unido abandone la Unión sin algún tipo de acuerdo que rija las relaciones bilaterales. El escenario, considerado como apocalíptico por instancias como la Asociación Europea de Cámaras de Comercio e Industria, fue desactivado por estrecho margen, 312 votos a favor y 308 en contra.

La enmienda descarta abandonar la Unión sin acuerdo en “cualquier momento y bajo cualquier escenario”. Igualmente fue refutada la enmienda defendida por el tory Damian Green y conocida como Compromiso Malthouse, la cual planteaba aplazar la retirada hasta el 22 de mayo para que pudiera tener lugar un Brexit duro gestionado. El revés en este renglón fue fulminante, 374 votos en contra y 164 a favor, reforzando así el mensaje de los diputados de que no se irán sin un pacto de por medio.

La votación tuvo lugar un día después de que los legisladores británicos rechazaran por segunda ocasión el acuerdo de divorcio alcanzado por el gobierno de Theresa May y los líderes europeos. Una vez que los legisladores dijeron “no” a la pregunta de si Reino Unido debe abandonar sin acuerdo la UE, este jueves deberán completar el proceso respondiendo a otra incógnita: ¿Es necesario aplazar la fecha del Brexit?

May destacó la importancia del voto de hoy, insistiendo en que conforme a la legalidad Reino Unido se tendrá que ir sin acuerdo el 29 de marzo, “a menos de que se decida lo contrario”. De optar por un aplazamiento, May se trasladará a Bruselas para solicitar a los 27 socios del bloque una extensión de la fecha oficial de salida, fijada exactamente a dos años de la activación del Artículo 50, el 29 de marzo de 2017.

La respuesta de la Unión Europea tendrá que darse antes del próximo 29 de marzo; probablemente se anuncie oficialmente durante la cumbre de Jefes de Estado y de gobierno en la cumbre del 21 y 22 de marzo. Ante el plenario del Parlamento Europeo, el jefe negociador europeo para el Brexit, Michel Barnier, sostuvo que antes de que el gobierno británico toque la puerta para pedir una extensión debe precisar para qué la necesita, y cuánto durará. Barnier se preguntó para qué prolongarlo si la negociación sobre el Artículo 50 ha terminado, si no habrá nuevas garantías ni una interpretación distinta de lo ya pactado.

El acuerdo de retiro “es y seguirá siendo el único tratado disponible. El riesgo de un no acuerdo nunca ha sido mayor. No subestimen ese riesgo o sus consecuencias”, advirtió.

Ante los Comunes, May insistió en que las opciones son contadas: la primera sería rescatar el acuerdo negociado en los últimos dos años y rechazado en dos ocasiones por Westminster. Podría someterse a consulta por tercera ocasión antes del 20 de marzo. La segunda consistiría en celebrar un segundo referéndum, lo cual, precisó, pondría en riesgo el Brexit y dañaría la frágil confianza de la ciudadanía hacia los legisladores.

La tercera alternativa es negociar un nuevo acuerdo, aunque reconoció que la UE ha sido clara en que el único pacto posible es el que está sobre la mesa.

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