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Brumadinho.— Los bomberos brasileños y los rescatistas israelíes se movieron ayer cuidadosamente sobre espeso lodo en busca de sobrevivientes o cadáveres, cuatro días después de la ruptura de un dique que sepultó los edificios de una mina y barrios colindantes con relave de mineral de hierro.
La cifra confirmada de muertos subió a 65, con 279 desaparecidos, dijo el teniente coronel Flavio Godinho, del departamento de Defensa Civil del estado suroccidental de Minas Gerais, donde se ubica la presa.
Horas antes, las autoridades indicaron que se prevé que la cifra de víctimas aumente “exponencialmente” después de que nadie fue hallado con vida el domingo, una diferencia notable con respecto a los dos primeros días, cuando los helicópteros sacaron a personas del lodo.
El avance extremadamente lento de las tareas de rescate se debía al peligroso mar de lodo rojizo que cubrió el área al derrumbarse el dique el viernes por la tarde.
La fiscal general de Brasil, Raquel Dodge, dijo que la compañía debe responder por la tragedia y ser sometida a un proceso criminal. Los ejecutivos de la firma también podrían tener que asumir su responsabilidad de forma personal, señaló.
Durante el fin de semana aumentó la indignación contra Vale, que operaba la mina, y surgieron cuestionamientos sobre la falta de un sistema de alarma. “La compañía no cuidó a la gente”, dijo Josefa de Santos, quien tiene amigos y vecinos entre los desaparecidos. En un correo electrónico, Vale le dijo a la AP que hay ocho sirenas en el área, pero “la velocidad con que ocurrieron los hechos imposibilitó accionar la alarma”.