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Argentina y Chile evaluaban responsabilidades este jueves tras los violentos enfrentamientos entre hinchas que se atacaron con cuchillos, palos y granadas de estruendo en un partido de fútbol cerca de Buenos Aires, y que dejaron un centenar de detenidos y 19 heridos, tres de ellos de gravedad.
Los fanáticos chilenos lanzaron al menos una bomba de estruendo a un palco vecino y los aficionados de Independiente, en la grada lateral, respondieron devolviendo proyectiles y acorralando a sus adversarios en medio de una explosión de violencia.
Los embates en este partido de octavos de final de la Copa Sudamericana entre el club argentino Independiente y Universidad de Chile, que se celebraba el miércoles de noche en Avellaneda, trascendieron el mundo de la pelota.
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El presidente de Chile, Gabriel Boric, denunció el "inaceptable linchamiento de chilenos" y escribió en X: "Vamos a proteger los derechos de nuestros ciudadanos sin perjuicio de las responsabilidades que pueda establecer la justicia".
El ministro del Interior chileno, Álvaro Elizalde, arribó a Buenos Aires por orden de su mandatario para acompañar a los heridos, algunos de arma blanca, según testigos, y supervisar el trato a los arrestados.
Unos 19 chilenos fueron hospitalizados, tres de gravedad, y 98 permanecían detenidos la noche del jueves, dijo a periodistas la cónsul general de Chile en Buenos Aires, Andrea Concha Herrera, frente a la comisaría 4 de Avellaneda.
Los detenidos fueron redistribuidos la tarde del jueves en varias localidades porque "están los 98 en un espacio bastante reducido", informó, al detallar que comenzarán a dar declaraciones el viernes.
Sobre los lesionados precisó que "están mejorando", pero que "después se definirá si pasan en calidad de detenidos o son liberados".
Reporta como graves a 3 aficionados
Uno de los heridos con traumatismo de cráneo se arrojó al vacío desde la tribuna cuando fue acorralado por hinchas locales.
"No hay muertos de milagro", aseguró Michael Clark, presidente de la U, tras visitar a los hospitalizados.
Facundo Manent, un hincha de Independiente de 29 años, dijo a la AFP que el episodio había sido "muy lamentable".
"Desde que comenzó el partido la parcialidad chilena estuvo tirando todo lo que te imagines, piedras, butacas, orina, caca... No hubo vallado", añadió, al lamentar que la policía demoró casi una hora en actuar en el Estadio Libertadores de América.
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A su regreso el jueves a Santiago, Ignacio Leighton, fanático chileno de 35 años, consideró que la policía fue en parte responsable de lo ocurrido, pero remarcó la violencia de los fanáticos argentinos.
"Parecían perros salvajes de verdad", señaló.
A las puertas de una de las comisarías adonde está alojada la mayoría de los chilenos arrestados, familiares y amigos esperaban novedades.
"No saben organizar un partido de esta convocatoria, se sabe que se lanzan cosas de lado a lado", dijo el chileno Víctor Cepeda a la AFP mientras aguardaba frente a la sede policial por dos amigos detenidos con quienes viajó desde Santiago para asistir al partido.
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, exigió "sanciones ejemplificadoras" y la Conmebol prometió que actuará "con la mayor firmeza".
Pero primero deberá "recopilar la información de los hechos ocurridos dentro y fuera del estadio", dijo a la AFP una fuente del organismo del fútbol sudamericano bajo reserva.
El caos inició cuando seguidores del equipo chileno arrojaron palos, botellas, butacas y hasta inodoros desde la tribuna popular superior, donde estaban instalados, a la parte inferior, en la que se encontraban hinchas de Independiente, constató un periodista de la AFP.
"Sacaban los artefactos del baño y los arrojaban a la tribuna, una violencia inusitada", acusó Néstor Grindetti, presidente del club argentino.
La Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) chilena criticó a Independiente por su "pasividad" para controlar la violencia.
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De su lado, el cuadro local se desmarcó de las acusaciones sobre fallas en la organización en un comunicado donde aseguró que había implementado "un operativo que cumplía en todo con la normativa vigente".
"Sin embargo, no alcanzó para contener la desmedida violencia desplegada anoche por quienes, lejos de los valores que deben primar en el deporte, eligieron la agresión", prosiguió.
El viceministro de Interior argentino, Lisandro Catalán, escribió en X tras recibir al ministro chileno que el gobierno nacional dispuso la "identificación de los responsables, los pedidos de expulsión y la aplicación del derecho de admisión de por vida en los estadios de Argentina".
Pero delegó responsabilidades en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, la cual a su vez acusó a la Conmebol de dilatar la suspensión del partido.
Los incidentes ocurrieron cuando el partido iba 1-1. El árbitro suspendió el juego, cancelado posteriormente, en el arranque de la segunda parte. En la ida los chilenos habían ganado 1-0.
desa/mgm