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Brasilia.— El presidente brasileño Jair Bolsonaro autorizó ayer la transición con el equipo de Luiz Inácio Lula da Silva y prometió “cumplir” la Constitución, en su primer pronunciamiento tras perder el domingo pasado las elecciones contra el izquierdista, a quien ni siquiera mencionó.
“Como presidente de la República y ciudadano, continuaré cumpliendo con todos los mandamientos de nuestra Constitución”, dijo el ultraderechista en un breve discurso en la residencia oficial de Alvorada en Brasilia. En su pronunciamiento no se refirió directamente a su derrota frente al exmandatario (2003-2010).
El presidente “autorizó” el inicio del “proceso de transición” con el equipo de Lula, afirmó tras el discurso su jefe de gabinete, Ciro Nogueira.
Bolsonaro mantuvo al país en vilo durante dos días al guardar silencio tras perder en el balotaje por un estrecho margen (49.1% de los votos frente a 50.9% para Lula). La victoria del exsindicalista fue reconocida por la comunidad internacional y varios aliados del gobierno.
Durante meses, Bolsonaro, de 67 años, cuestionó sin pruebas el sistema electrónico de votos, despertando temores de que no aceptaría una derrota.
La Corte Suprema, garante de la Constitución, subrayó en un comunicado la “importancia” de que Bolsonaro “determinara” el inicio de la transición y “reconociera el resultado final de las elecciones”.
Su pronunciamiento coincide con el segundo día de bloqueos de carreteras de camioneros y manifestantes bolsonaristas en todo el país para protestar contra el resultado electoral.
Temprano, la Corte Suprema de Brasil ordenó a la policía vial federal que despejara las carreteras de inmediato.
La policía dispersó más de 300 actos en las últimas horas, aunque todavía permanecían más de 200 puntos de bloqueo activos, según el balance de las autoridades de ayer por la tarde. Bolsonaro pidió a sus seguidores que las protestas sean “pacíficas”.
Atribuyó los bloqueos de rutas a la “indignación y sentimiento de injusticia” que se dio en el proceso electoral.
Bolsonaro “está enviando un mensaje a sus seguidores incondicionales para que sigan protestando”, dijo Robert Muggah, cofundador del Instituto Igarapé, un grupo de expertos con sede en Río de Janeiro centrado en la seguridad. “Está jugando con fuego: existe un riesgo real de que los disturbios prolongados y la inacción policial puedan encender tensiones latentes”.
El ultraderechista agradeció a los 58 millones de brasileños que votaron por él. Recordó el triunfo del bando conservador en las elecciones legislativas celebradas el 2 de octubre: su Partido Liberal será mayoritario en la Cámara de Diputados. Ese resultado muestra “la fuerza de nuestros valores: Dios, patria, familia y libertad (...) La derecha surgió de verdad en el país”, dijo.
Lula, de 77 años, empezó a trabajar de cara a la transición. Geraldo Alckmin, su compañero de fórmula y exgobernador de Sao Paulo, será el encargado de coordinar ese proceso con la administración saliente, anunció el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula.
Alckmin mantuvo el lunes el primer contacto de alto nivel con el gobierno, al entrevistarse telefónicamente con el actual vicepresidente Hamilton Mourao. En el plano internacional, el presidente electo asistirá a la conferencia sobre el clima COP27, que se celebrará en Egipto, según el partido.
Lula prometió combatir la deforestación en la Amazonia, que se disparó durante el mandato de Bolsonaro, un escéptico del calentamiento global. El izquierdista asumirá sus funciones como presidente de Brasil el 1 de enero.
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