Ginebra/Washington.— La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, se declaró ayer “impactada” por las condiciones que enfrentan los migrantes y refugiados en los centros de detención en Estados Unidos, incrementando las críticas a las políticas migratorias del gobierno del presidente Donald Trump.

Bachelet dijo que los niños aprehendidos por agentes fronterizos jamás deberían ser recluidos en instalaciones de detención migratoria ni ser separados de su familia, y que la detención de los adultos tampoco debería ser la norma. “Cualquier privación de libertad de los migrantes y refugiados adultos debe ser una medida de último recurso”, dijo, e instó “a encontrar alternativas”.

“Como pediatra, pero también como madre y exjefa de Estado, estoy profundamente impactada de que los niños se vean obligados a dormir en el suelo en instalaciones superpobladas, sin acceso a atención médica ni alimentos adecuados y con malas condiciones de saneamiento”, dijo Bachelet, quien aseguró que el encierro y la separación “nunca debería suceder en ninguna parte del mundo.

“Detener a un niño, incluso por periodos cortos y en buenas condiciones, puede tener un impacto grave en su salud y desarrollo. Consideren el daño que se está haciendo todos los días al permitir que esta situación alarmante continúe”, recalcó la comisionada, quien reconoció la “prerrogativa soberana” que tienen los países para imponer las condiciones bajo las cuales se permite el ingreso y permanencia de extranjeros.

La portavoz de la oficina de derechos humanos de la ONU, Ravina Shamdasani, dijo que la comisionada decidió ser más tajante que antes, luego de que el inspector general del Departamento de Seguridad Nacional divulgara la semana pasada un informe en el que advierte sobre las peligrosas condiciones en el interior de los centros de detención.

Frente a la amenaza del presidente Trump de deportar a un millón de personas con orden final de remoción, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, aseguró que el estado “continuará apoyando a todos los migrantes para asegurar que todos ellos tengan todas las protecciones que brinda la ley”, e instó a la gente, “sin importar su estatus de inmigración”, a que acudan a los servicios si necesitan ayuda legal.

Creció además la indignación por la revelación de que los estados de Utah, Vermont y Washing-
ton escanearon millones de fotografías de las licencias de conducir a petición del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE por sus iniciales en inglés), sin conocimiento ni consentimiento de los conductores.

Defensores de los derechos civiles se quejaron ayer de la posibilidad de un abuso generalizado. Se desconoce si el ICE usó los documentos para arrestar o deportar a alguien.

Misa por los “excluidos”. En el Vaticano, el papa Francisco lanzó un pedido por los migrantes, durante una misa que estuvo dedicada a “los últimos”, los “excluidos de la sociedad globalizada”.

“Son los últimos engañados y abandonados para morir en el desierto, son los últimos torturados, maltratados y violados en los campos de detención, son los últimos que desafían las olas de un mar despiadado, son los últimos dejados en campos de una acogida que es demasiado larga para ser llamada temporal”, dijo, ante unos 250 invitados, entre ellos migrantes y socorristas.

Añadió que “nadie puede estar exento” de la “responsabiidad” que significa ayudar sin titubeos a los migrantes.

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