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Bruselas
A menos de un mes de que alrededor de 400 millones de europeos sean convocados a las urnas para elegir a sus próximos representantes en el Parlamento Europeo, los vientos soberanistas soplan como nunca en la Europa rica.
Las fuerzas que sueñan con una Europa construida a partir de la suma de los egoísmos nacionales, esperan dar la campanada en los comicios europeos al grito de: “¡Primero el austriaco!, el italiano, francés, polaco, húngaro (…)”. El más reciente sondeo publicado por Poll of Polls, otorga a las agrupaciones de tinte euroescéptico 230 escaños, una cifra que podría complicar seriamente el funcionamiento de la legislatura 2019-2024. Los partidos a favor de la Unión Europea contarían con 457 eurodiputados, de un total de 751.
Dentro del espectro euroescéptico, preocupa el avance de la coalición de formaciones populistas y ultranacionalistas, la cual tiene previsto presentarse en la Eurocámara como la Alianza Europea de Pueblos y Naciones (EAPN, por sus siglas en inglés). La agrupación ha venido tomando forma a través del trabajo realizado en los últimos meses por el primer ministro italiano Matteo Salvini, el paladín de la extrema derecha que pasa por mejor momento en Europa.
Salvini ha logrado sumar hasta el momento a 10 partidos populistas de derecha, como Agrupación Nacional de Francia, los Verdaderos Finlandeses, Alternativa para Alemania y el Partido Popular Danés. Las encuestas otorgan a la llamada “Alianza de Salvini” 68 escaños, con lo cual se convertiría en la cuarta familia política más grande en la cámara, detrás del Partido Popular Europeo, el Partido Socialista y la Alianza de los Liberales.
El proceso de construcción emprendido por el político italiano lejos está de finalizar. El líder de La Liga pretende capitalizar la división que ha provocado en el interior del PPE la suspensión en el Partido Fidesz del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, por sus políticas antidemocráticas. Salvini da por cerrada la alianza con la agrupación húngara, pero aún le queda reunirse con Orbán en Budapest, probablemente el 1 de mayo. El Fidesz contribuyó al PPE con 12 legisladores en la legislatura que acaba de concluir.
Los comicios europeos arrancarán el 23 de mayo en Países Bajos y Gran Bretaña, salvo que se apruebe previamente el plan de salida de la Unión Europea; luego es el turno de Irlanda y República Checa: éste último país votará el 25 de mayo junto con Letonia, Malta y Eslovaquia. El resto de los países decidirán el 26 de mayo.
Los temas candentes son otros en comparación a los comicios de hace cinco años. Entonces, eran, por orden, la situación económica, el desempleo y las finanzas públicas de los países miembros de la Unión; hoy son migración, terrorismo y el estado de la economía. El panorama político también ha mutado, los partidos nacionalistas tienen presencia parlamentaria en 14 países y en algunos han escalado hasta la cúpula del gobierno.
El Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), la fuerza ultraconservadora que mejor papel ha desempeñado en unos comicios nacionales, alcanzando 26% de los votos en la última convocatoria, forma parte de la coalición de gobierno que llevó a Sebastián Kurz, del Partido Popular Austriaco, a la Cancillería en 2017. La Liga se infiltró en el gobierno italiano por la vía de la coalición en junio de 2018. Los sondeos dan a Salvini en las europeas entre 33% y 35%, con lo que no sólo duplicaría su último resultado (17.4%), se convertirán en la primera fuerza política del país.
En Francia, Marine Le Pen disputó la segunda vuelta de las presidenciales y para mayo las encuestas anticipan un final de fotografía con la República en Marcha del presidente Emmanuel Macron. Tras respaldar el Brexit, ahora el caos que este tema ha desatado los ha llevado a guardar silencio sobre salir de la Unión Europea: “Hace poco tiempo estábamos solos.
“La elección era someterse a la UE o abandonarla. Ahora ha emergido un movimiento político que comparte nuestra visión, algunos incluso están en el poder como en Italia. Así que existe la oportunidad histórica de transformar la Unión Europea desde adentro”, dice Le Pen justificando el abandono de la idea del Frexit.
