El covid-19 en poco más de un año devastó a la familia Riatiga en . Han pasado cinco meses desde que el virus les arrebató a su último integrante, el décimo durante lo que va de la pandemia.

Para los que sobrevivieron al ataque del virus no han sido tiempos fáciles.

Aunque todos se sienten afortunados de seguir con fuerzas para respirar, mantienen el quebranto psicológico que les causó la muerte de tantos parientes que perdieron su lucha con esta enfermedad.

“Estos días de festividad los recordamos y extrañamos más que nunca. Nada ha vuelto a ser igual desde que el covid nos separó y nos quitó la oportunidad de volvernos a reencontrar”, indicó Alfredo Pérez Riatiga.

Una fuerte nostalgia embarga a cada uno de los miembros de esta familia, y no es para menos. En los últimos 14 meses tuvieron que despedir para siempre a hermanos, papás, hijos, tíos y primos.

Las víctimas que dejó el covid-19 en este núcleo no solo fueron adultos mayores; también murió un joven de 30 años, quien hasta entonces había tenido una vida sana.

Por lo menos otros ocho miembros padecieron fuertemente los estragos del virus.

Edilberto Riatiga, cuando resultó contagiado, recuerda que pensó varias veces que no superaría los síntomas que le sobrevinieron. “Sentía que se me iba el alma, pero me aferré mucho y salí victorioso de la UCI”, detalla.

Esa misma agonía la tuvo uno de sus hijos, quien también se convirtió en testimonio de vida.

Lastimosamente, la misma suerte no corrieron otros 10 de los Riatiga, que perdieron su batalla contra el covid-19 y dejaron un gran vacío en sus hogares.

Por segundo diciembre consecutivo, los Riatiga no se reunirán como de costumbre para celebrar las fiestas decembrinas.

A raíz de tantas muertes, los familiares sobrevivientes permanecen todavía con miedo de enfermarse por el virus.

A pesar que Santa Marta ha vuelto aparentemente a la normalidad, la mayoría de los miembros de esta familia, principalmente los que superan los 50 años, prefiere salir de su casa lo menos posible.

Vacunación fue un gran alivio

Para ellos la vacunación fue un gran alivio que podría evitaría tener que sufrir por la partida de más seres queridos.

Sin embargo, con las noticias de la confirmación de en el mundo es inevitable que regrese en ellos el pánico por la nueva amenaza que significa para sus vidas.

“No entendemos por qué nuestra familia ha sido tan vulnerable a esta enfermedad. Todavía no hay explicación científica, lo único cierto es que debemos seguirnos cuidando mientras exista este enemigo invisible”, expresó Alfredo.

Entre los fallecidos están Idelfonso, quien era profesor universitario, murió en Barranquilla; Jorge Édison, en Medellín, y Emma y Naida Amelia que murieron en Santa Marta recientemente.

Otra de las pérdidas dolorosa de los Riatiga fueron la de Holmes y su papá, Santos José.

Lo más extraño, según expresa Alfredo, es que algunos de ellos fueron asintomáticos y no sintieron nada. Sin embargo, las complicaciones llegaron después.

“Siento un dolor profundo, porque este año mi hermano había logrado muchas cosas, sentía que era su año. Tengo impotencia, rabia con el personal médico”, añadió Paola Díaz, otro familiar de los fallecidos.

Los Riatiga siguen siendo una familia unida. En ocasiones se reencuentran para saludarse y homenajear a parientes que hoy ya no están. De todas formas, evitan el máximo contacto directo y respetan las medidas de bioseguridad porque no quieren que un abrazo pueda ocasionarles una nueva tristeza.

Roger Urieles

Para EL TIEMPO

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