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Stepanakert, Azerbaiyán.— Una semana después de acordar un primer alto el fuego que nunca llegó a respetarse, Armenia y Azerbaiyán anunciaron este sábado una nueva tregua humanitaria en Nagorno Karabaj, pero Ereván acusó a Bakú de haberla violado.
“La República de Armenia y la República de Azerbaiyán acordaron una tregua humanitaria a partir del 18 de octubre, a las 00:00 horas locales”, informó el Ministerio de Relaciones Exteriores de Armenia.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Azerbaiyán confirmó la información en un comunicado idéntico. Unas horas después, la portavoz del Ministerio armenio de Defensa, Shushan Stepanyan, afirmó en Twitter: “El enemigo efectuó tiros de artillería hacia el norte (...) y lanzó cohetes hacia el sur”. Por su parte, Azerbaiyán no reaccionó.
La reanudación de los combates hace tres semanas dejó cientos de muertos y tras un primer intento fallido de alto el fuego, concluido hace una semana con la mediación de Moscú, el conflicto se intensificó el sábado.
Azerbaiyán juró “vengar” la muerte de 13 civiles, incluidos niños, quienes murieron en un bombardeo nocturno en Ganyá, segunda ciudad del país.
El anuncio llega después de que el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, mantuviera conversaciones telefónicas con sus homólogos armenio y azerbaiyano, en las que subrayó “la necesidad de seguir estrictamente” el acuerdo de alto al fuego acordado en Moscú el pasado sábado, indicó el Ministerio ruso de Relaciones Exteriores. El presidente francés, Emmanuel Macron, celebró la tregua.
“Vamos a vengarnos en el campo de batalla”, proclamó en un discurso el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, calificando a su enemigo separatista y a su apoyo, Armenia, respectivamente de “perros” y “fascistas”. Turquía, principal aliado de Bakú, acusó a Armenia de “crímenes de guerra”.
La Unión Europea (UE) lamentó estos ataques y llamó a “todas las partes a dejar de atacar a los civiles”.
Además de una posible crisis humanitaria, la comunidad internacional teme que el conflicto se internacionalice. Turquía apoya a Azerbaiyán y Armenia, que respalda financieramente a los separatistas y forma parte de una alianza militar con Rusia.
Nagorno Karabaj, poblado en su mayoría por armenios cristianos, se separó de Azerbaiyán, país musulmán chiita de habla turca, antes de la desintegración de la Unión Soviética en 1991, dando lugar a una guerra que dejó 30 mil muertos en la década de 1990. Desde 1994 rige un alto el fuego interrumpido a menudo por enfrentamientos.