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Bruselas.— Una nueva generación de “drogas” está afectando a los escolares europeos y aunque su consumo problemático no constituye un riesgo inminente de muerte, sí son altamente adictivas y peligrosas.
Se trata del uso problemático de las redes sociales, el abuso de los juegos digitales y el aumento de las apuestas con dinero de por medio, fenómenos de riesgo entre los jóvenes que requieren de vigilancia inmediata, alerta un informe publicado en colaboración con el Observatorio Europeo de las Drogas y Toxicomanías (OEDT).
De acuerdo con los resultados del proyecto europeo de encuestas escolares sobre el alcohol y otras drogas (ESPAD), el juego por dinero ha terminado por convertirse en una actividad popular entre los escolares de Europa.
Según el estudio, basado en 99 mil 647 estudiantes de 15 y 16 años procedentes de 35 países europeos, uno de cada cinco admite haber participado en un juego de apuesta al menos una vez en los últimos 12 meses, y alrededor de uno de cada 10 apostó dinero en línea durante el mismo periodo.
Los adolescentes griegos y chipriotas son los más jugadores, con un índice de 33%, mientras que los kosovares y daneses son los menos, 11% y 12%.
Los niños están más involucrados en los juegos de azar por dinero que las niñas y una alta proporción comienza a incursionar en el ámbito de las apuestas a los 10 y 12 años.
La forma más clásica de enrolarse en el mundo del juego a edad temprana es a través de la compra de boletos de lotería y tarjetas de rasca y “gana al instante”.
“El hecho de que a menudo los adolescentes tienen su primer contacto con el juego a través de productos de lotería, este es considerado por algunos como una ‘puerta de entrada’ al juego”, pese a las restricciones de edad para su compra.
Al margen del uso de máquinas tragamonedas, los juegos de carta y dados, y las apuestas deportivas y de animales, entre la juventud europea están emergiendo riesgos relacionados con el uso problemático de las redes sociales y los juegos en línea.
Alrededor de 94 % de los jóvenes dice haber utilizado las redes sociales en la última semana y en promedio dedican entre 2 y 3 horas entre semana, y 6 o más en días no lectivos.
El documento señala que el uso de las redes sociales implica beneficios, al facilitar la interacción y la conexión social, pero al mismo tiempo “existe preocupación por una asociación entre el uso de las redes sociales por parte de los adolescentes y las implicaciones negativas para la salud, como problemas para dormir, ansiedad, baja autoestima y depresión, así como la posibilidad de que las experiencias en las redes sociales puedan generar sentimientos de exclusión o victimización”.
Los juegos digitales son igualmente cada vez más populares, casi 60% admite haber jugado en un día escolar en el último mes y 69% durante el fin de semana.
El estudio sostiene que la ausencia de mediación de los padres y la falta de amistades con personas del sexo opuesto aumentan el riesgo de caer en el juego excesivo.
“Los efectos negativos para la salud de los juegos van desde problemas de salud mental, como trastornos del sueño, ansiedad y depresión, hasta conductas adictivas y riesgos para la salud relacionados con el comportamiento sedentario”.
La adicción a los videojuegos aumenta la posibilidad de padecer bullying, el aislamiento social y los niveles se insatisfacción con la vida.
El ESPAD ha acumulado información de más de 30 países europeos durante 24 años y en su informe, además de examinar las conductas adictivas no asociadas a suministro de sustancias tóxicas, aborda temas como el consumo de alcohol, tabaco y cannabis.
Sostiene que el tabaco y alcohol está perdiendo popularidad. El 79% de los escolares reconoce haber consumido alcohol a lo largo de su vida y 47% durante el último mes, por debajo de los índices de 2003, equivalentes al 91% y 63%.
Lo mismo ocurre con el cigarrillo, su uso a lo largo de la vida disminuyó entre 1995 y 2019 de 68%a 42%, y el uso diario de 20% a 10%.
En contraste, los datos indican que 16% consumió cannabis al menos una vez en su vida, por encima del 11% en 1995.
El uso no médico de medicamentos con receta también inquieta, 6.6% reconoció el uso de tranquilizantes o sedantes a lo largo de su vida, y 4% analgésicos.