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Berlín
.- Annegret Kramp-Karrenbauer (AKK), sucesora de Angela Merkel al frente de la Unión Cristianodemócrata Alemana (CDU), llega al cargo para defender lo que ella llama las tres raíces del partido -la conservadora, la socialcristiana y la liberal- sin abandonar el centro.
Su elección es una apuesta por la renovación dentro de la continuidad. Mientras que sus rivales en la lucha por la presidencia del partido, Jens Spahn y Friedrich Merz , eran vistos como bazas de los críticos de Merkel, AKK es considerada la sucesora que quisiera tener la canciller.
Cuando AKK, como se le conoce por sus iniciales, se convirtió en secretaria general de la agrupación en febrero pasado, elegida por un congreso extraordinario a propuesta de Merkel, algunos medios la presentaron como la "princesa heredera".
Ella respondió que nunca le ha gustado el papel de princesa, ni siquiera en carnavales, lo que era una forma de mostrar independencia frente a su mentora.
Merkel, por su parte, evitó apoyarla abiertamente durante la carrera por la sucesión -dijo que cuando alguien intentaba escoger su sucesor o sucesora las cosas tendían a salir mal- pero era un secreto a voces que era su candidata.
Frente a quienes piden un giro hacia la derecha, AKK ha abogado por defender las esencias conservadoras del partido, sin que nadie lo arrastre a los extremos.
Su rechazo abierto al matrimonio homosexual la emparenta con los conservadores, pero sus convicciones en política económica y social, como su defensa del salario mínimo interprofesional la pasada legislatura o de las cuotas de mujeres para fomentar la igualdad en las empresas, le distancian de ellos.
AKK, a quien se ha llegado a denominar "mini-Merkel", nació en Völklingen, en el Sarre (oeste de Alemania), hace 55 años y la mayor parte de su carrera política ha estado centrada en ese estado federado, cuyo gobierno encabezó desde 2011 hasta febrero de este año, cuando fue elegida secretaria general.
Casada desde hace 33 años con el ingeniero Helmut Karrenbauer y madre de tres hijos, ya adultos, su biografía presenta claras diferencias con la de la canciller, a pesar de las similitudes en el estilo político.
Merkel es protestante, hija de pastor, mientras que Kramp-Karrenbauer es católica practicante y pertenece al Comité Central de los Católicos Alemanes.
Merkel creció en la extinta República Democrática Alemania y llegó tarde a la política. Kramp-Karrenbauer creció en la vieja República Federal de Alemania, cerca de la frontera con Francia, y entró en el partido siendo estudiante.
Una de sus prioridades, según ha dicho, será la renovación programática del partido. Ha crecido en su seno y eso da confianza a los militantes más tradicionales.
Entre 1985 y 1988, fue jefa de las juventudes en el Sarre, mientras estudiaba Ciencias Políticas y Derecho Público, y tras concluir la etapa universitaria empezó a trabajar como asesora del grupo parlamentario regional de la CDU.
Su primera incursión en la política nacional fue breve -entre marzo y octubre de 1998 fue diputada del Bundestag para sustituir a un diputado que había dejado su escaño- y en 1999 consiguió un asiento en el Parlamento regional del Sarre.
En 2000 fue nombrada titular de Interior en ese "Land" (estado federado), donde después ocupó la cartera de Educación y en 2011 fue elegida primera ministra, al frente de una coalición tripartita con Los Verdes y el Partido Liberal (FDP).
Su elección no fue fácil y necesitó tres votaciones en el Parlamento, a lo que respondió con humor diciendo que, como madre, sabía que de los partos difíciles salían los hijos más hermosos.
En enero de 2012 anunció que no podía continuar con el tripartito por diferencias con los liberales y, contra todo pronóstico, volvió a ganar las elecciones regionales anticipadas.
AKK continuó como primera ministra en gran coalición con el Partido Socialdemócrata (SPD), una alianza que reeditó el año pasado tras vencer de nuevo en los comicios del Sarre, mejorando sus resultados.
jno