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Washington.— La presión pudo con el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, incapaz de frenar su caída en desgracia después de que hace una semana se le acusara de haber acosado sexualmente a 11 mujeres, hasta el punto que ayer, de sorpresa, anunció que dimitía de su cargo.
El mismo demócrata que hace un año era la mayor estrella de la escena política de EU, con una credibilidad aplastante en el inicio de la crisis del coronavirus, que sonaba como candidato a la Casa Blanca y tenía una legión de “Cuomosexuales” rendida a sus pies, ha sucumbido a la espiral provocada por un escándalo que derivó en un auténtico tsunami incluso más allá de Nueva York.
Cuomo se había quedado sin aliados ante la contundencia del informe de 165 páginas encargado por su propia fiscalía estatal sobre acusaciones de acoso sexual de 11 mujeres, incluso de una que sufrió represalias por haber hecho público el ambiente de trabajo tóxico provocado por el comportamiento inadecuado del gobernador. El demócrata, otrora estrella del partido, vio cómo su camino llegaba hasta el fin, sin nadie que lo apoyara en su intento de defenderse.
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“Dadas las circunstancias, la mejor manera en la que puedo ayudar es dando un paso al costado y dejar que el gobierno vuelva a gobernar”, dijo en una declaración televisada, reconociendo que los próximos días iban a ser un asedio constante contra él por el caso. Le quedaba poca escapatoria. La opinión pública le había dado la espalda, el propio presidente Joe Biden había insinuado que lo mejor era que dimitiera y los demócratas del Capitolio lo presionaban para que se quitara de en medio. El fin de semana, el escándalo Cuomo provocó la renuncia de Melissa DeRosa, su mano derecha de mucho tiempo y señalada como una de las principales responsables de los esfuerzos para desacreditar las acusaciones, especialmente las de Lindsey Boylan, la primera mujer que, en diciembre, salió públicamente a hacer su denuncia.
Por ese mismo motivo la cofundadora del movimiento Time’s Up por la igualdad de salarios, Roberta Kaplan, dio un paso al costado de la organización por su papel de asesora de Cuomo y su respuesta tibia a las acusaciones. En las últimas horas, el gobernador recibió su primera denuncia criminal en los juzgados por sus actos; el lunes, congresistas estatales demócratas dieron signos claros de que remarían todos en la misma dirección hacia un juicio político que lo destituyera del cargo. Cuomo no pudo hacer otra cosa que capitular, sin que eso sea suficiente para evitar el proceso de impeachment, que podría seguir adelante.
A pesar de pedir perdón “profundamente” a las mujeres que pudieran haberse sentido ofendidas por su comportamiento y decir que no había excusas, Cuomo dedicó su alocución a excusarse, a decir que las acusaciones eran falsas y motivadas políticamente.
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“En mi cabeza nunca crucé ninguna línea con nadie”, dijo el demócrata, “pero no me di cuenta de cómo la línea ha sido redibujada”. En la misma sintonía de otros políticos acusados de comportamientos inapropiados con mujeres, de las que tampoco ha escapado el actual presidente Biden, se escudó en “cambios generacionales y culturales que no he apreciado totalmente” y un “sentido del humor insensible” para justificarse.
“Abrazo y beso a gente de forma casual, hombres y mujeres. Lo he hecho toda la vida, es como he sido desde que tengo memoria”, dijo. Cuomo, lejos de darse por vencido, aseguró que va a “luchar” por una controversia que cree que tiene motivaciones políticas, se basa en hechos “falsos” y que es “injusta” e “incierta”.
Sin embargo, el comportamiento que se detallaba en el informe de la investigación se apuntaban prácticas mucho más graves que esas, con tocamientos inapropiados y comentarios fuera de lugar que podrían acarrearle castigos penales.
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“Hay una diferencia entre ser una persona cálida. El acoso sexual es algo completamente diferente”, replicó Brittany Commisso, otra de las mujeres que denunció el comportamiento de Cuomo, en una entrevista en CBS. Según la investigación, el gobernador la besó en los labios sin permiso y le agarró los senos bajo la blusa, los momentos más graves de un patrón de conducta que también incluía tocamientos inapropiados durante abrazos.
“El gobernador sabe que lo que me hizo y lo que hizo a las otras 10 mujeres, ya fuera con un comentario o un contacto físico, era acoso sexual. Rompió leyes que él mismo creó”, remató Commisso, exasistente que ha impuesto una demanda criminal contra el gobernador.
Preguntado por el asunto, Biden se limitó a comentar que se trataba de una situación “triste” pero que “respetaba” la decisión de Cuomo.
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La renuncia de Cuomo se hará efectiva en dos semanas, y le sustituirá su número dos, Kathy Hochul, quien se convertirá en la primera mujer en liderar el estado de Nueva York en toda su historia. “Estoy de acuerdo con la decisión del gobernador Cuomo de dimitir. Es lo correcto y en el mejor interés de los neoyorquinos”, tuiteó.
Para la fiscal general de Nueva York, Letitia James, “se cierra un episodio triste para todo Nueva York, pero es un paso importante hacia la justicia”.
Con su renuncia, Cuomo se convierte en el segundo gobernador de Nueva York en los últimos 15 años que dimite de su cargo por un escándalo sexual o de comportamiento inapropiado. En 2008, el también demócrata Eliot Spitzer se vio forzado a dejar el cargo tras ser acusado de ser cliente de una red de prostitución de lujo.