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El pulmón del mundo está en llamas.
Palabras más, palabras menos, esta frase ha sido repetida por líderes políticos, celebridades, medios, organizaciones conservacionistas y gente del mundo entero consternados por los incendios que afectan a la Amazonía desde hace más de dos semanas.
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Sin embargo, hay varios aspectos en esa expresión que no son correctas.
Para empezar está el tema del "pulmón".
El sistema respiratorio toma oxígeno y libera dióxido de carbono. Es decir que, en todo caso, la metáfora con la fotosíntesis debería ser con un pulmón invertido.
Pero tampoco sería correcto decir que la selva amazónica es el pulmón invertido del mundo.
En todo caso, ese título le pertenece a los mares y océanos, particularmente a unos organismos microscópicos que habitan allí.
"Sabemos que los fitoplancton a nivel de superficie (...) contribuyen con entre el 50% y 80% del oxígeno en la atmósfera de la Tierra", dice un informe publicado en 2018 por las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM, por su sigla en inglés) de Estados Unidos.
"Estos plancton también absorben grandes cantidades de dióxido de carbono del aire", dice el texto, agregando que "según algunas estimaciones, (alcanza a) cerca de un tercio de todo el dióxido de carbono producido por los humanos".
Entonces, cuando se dice que la Amazonía es responsable de la producción del 20% del oxígeno de la atmósfera, aunque sea cierto, eso no lo convierte en "el pulmón" sino en "un" pulmón (invertido) del planeta.
"Nuestra casa se está quemando. Literalmente. La Amazonía -los pulmones que producen 20% del oxígeno de nuestro planeta- está prendida fuego. Es una crisis internacional", tuiteó el presidente de Francia, Emmanuel Macron.
Pero ni siquiera así la metáfora sería correcta ya que, en este momento, la Amazonía tiene un equilibrio entre consumo y producción de oxígeno y dióxido de carbono.
"Hace 20 años la selva amazónica era consideraba un sumidero de carbono, reteniendo media tonelada de carbono por hectárea cada año", informó el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovaciones y Comunicaciones (MCTIC) de Brasil en abril.
"Hoy, según los científicos, la absorción es cercana a cero", agregó en el comunicado.
Sin embargo, eso está muy lejos de querer decir que deforestar el Amazonas no tendría impacto en el mundo.
Estos son tres de los factores que hacen tan importante a este ecosistema compartido por Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela.
1. Regulador del clima
"La Amazonía es un ecosistema muy crítico en el clima global", informó el MCTIC en el citado comunicado.
Y es que esta selva, que se extiende por 6.7 millones de kilómetros cuadrados, "controla el ciclo hidrológico, la lluvia sobre la propia Amazonía y el sur de Brasil, y almacena una gran cantidad de carbono".
De hecho, los beneficios no se limitan a Brasil.
Incluso hay quienes lo consideran el mayor regulador del clima de toda Sudamérica.
"La humedad de la Amazonía (...) contribuye a la lluvia invernal en partes de la cuenca del Plata, especialmente en el sur de Paraguay, sur de Brasil, Uruguay y el centro este de Argentina", escribieron los investigadores Thomas E. Lovejoy y Carlos Nobre en la revista científica Science Advances el año pasado.
"En otras regiones -continuaron-, la humedad pasa sobre el área, pero no se precipita. Aunque la cantidad que contribuye a la lluvia en el sureste de Brasil es menor que en otras áreas, incluso pequeñas cantidades pueden ser una adición bienvenida en las reservas urbanas".
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Un estudio publicado en 2010 por la Universidad de Tecnología Delft, en Holanda, afirma incluso que la cuenca del Río de la Plata depende de la selva amazónica para el 70% de sus recursos hídricos.
A tareas como proveer de humedad atmosférica y precipitaciones, enfriar la tierra y evitar su erosión; se suman las de purificación del agua y recarga de aguas subterráneas.
No en vano, la Amazonía es la cuenca fluvial más grande del mundo y contiene entre el 15 y 20% del agua dulce del mundo.
2. Biodiversidad
La Amazonía "alberga el 40% de la selva tropical restante en el mundo, el 25% de su biodiversidad terrestre y más especies de peces que cualquier otro sistema fluvial", dice un artículo del Banco Mundial de mayo.
En total contiene unas 6 mil especies animales y 40 mil de plantas.
https://www.facebook.com/BBCnewsMundo/videos/509248086488205/
Tal es la biodiversidad en este ecosistema que, según una investigación del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), allí se descubre una nueva especie cada tres días, en promedio.
"A pesar de cubrir solo alrededor del 1% de la superficie del planeta, la Amazonía alberga el 10% de todas las especies de vida silvestre que conocemos", informó la organización conservacionista, con énfasis en el "conocemos".
3. Su población
Parte de la riqueza de la Amazonía es también su gente.
Hogar de 33 millones de personas, en esta región hay unas 380 comunidades indígenas, que hablan 86 lenguajes y 650 dialectos, informó el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente en 2016.
En particular, las comunidades indígenas tienen estilos y medios de vida "intrínsecamente relacionados con la preservación de los bosques y la conservación de su biodiversidad", ya que la Amazonía es su fuente de agua y alimentos, destacó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
Por todo ello, aunque la selva amazónica no sea exactamente "el pulmón del mundo", eso no la hace en absoluto un ecosistema menos importante.
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